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La aparición de los modelos de aprendizaje de Inteligencia Artificial Generativa como ChatGPT está causando conmoción en diferentes industrias, incluido el sector educativo. ChatGPT es una herramienta creada por la empresa Open AI y con un formato de diálogo que le permite responder a preguntas, cuestionar premisas incorrectas y rechazar solicitudes inapropiadas. Sin embargo, la IA Generativa ha sacado a la luz cuestiones éticas y de seguridad que preocupan y por ello los países están teniendo dificultades para crear una legislación apropiada. Incluso algunos expertos del sector advierten de un riesgo existencial para la humanidad a medida que la IA se siga desarrollando exponencialmente.
ChatGPT presenta sin embargo algunas limitaciones, pues no tiene acceso a información posterior a septiembre de 2021 y además ofrece en ocasiones respuestas con poca calidad, pudiendo parecer plausibles pero sin sentido práctico. El propio ChatGPT afirma que «puede producir información inexacta sobre personas, lugares o hechos». Los estudios sobre ChatGPT indican que su estilo de escritura es bastante educado, pero a diferencia de los humanos no puede producir actualmente respuestas que incluyan ironía o sarcasmo.

En el sector educativo, la IA Generativa permite buscar información en tiempo real y obtener resultados muy personalizados, crear contenidos indistinguibles del trabajo humano, escribir ensayos de diferentes géneros, crear diferentes tipos de obras de arte, incluida la música, mantener conversaciones filosóficas, redactar un CV y muchas otras posibilidades más. De cara a los profesores, puede producir documentación como circulares, boletines, informes, ayudar a elaborar los horarios, gestionar actividades como excursiones con la documentación y listas de comprobación pertinentes, orientar para formular procesos como evaluaciones de riesgos, lucha contra el acoso escolar, etc. También y muy interesante, la IA puede personalizar el aprendizaje de los alumnos adaptando los materiales de estudio y las actividades a sus necesidades y habilidades individuales, pues al utilizar algoritmos de aprendizaje automático puede analizar su rendimiento y sus preferencias para ofrecerles una experiencia de aprendizaje personalizada. Además, la IA puede recopilar y analizar grandes cantidades de datos relacionados con el rendimiento y el progreso académico y otros factores relevantes, lo que puede ayudar a los educadores a identificar patrones y áreas de mejora de cara a tomar decisiones para optimizar el proceso educativo.

Por ello y en mi opinión, ante la polvareda que ha levantado el uso de ChatGPT en escuelas y universidades, en lugar de prohibir su uso o evitar la cuestión deberíamos debatir activamente con los alumnos cómo un uso adecuado de ChatGPT puede mejorar el aprendizaje y utilizarse positivamente en determinadas tareas y actividades. Igualmente, los docentes deben considerar los tipos de tareas que dan a sus alumnos así como lo que van a evaluar y cómo lo harán. Es muy importante considerar nuevos métodos de evaluación basados en la adquisición de competencias, por ejemplo, un debate activo en clase frente a una tarea escrita preparada en casa. Respecto a un trabajo de investigación, se puede incorporar información generada por ChatGPT pero entrecomillada, al igual que se haría con otra fuente bibliográfica, siendo muy importante incentivar el pensamiento crítico de los alumnos para que puedan realizar preguntas de calidad a la IA Generativa así como cuestionar con rigor las respuestas recibidas.

En conclusión, la IA no puede substituir la labor de los profesores ni la interacción humana en el aula, pero puede utilizarse como una herramienta para enriquecer y mejorar la experiencia educativa y apoyar a los maestros.