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En uno de los capítulos de la temporada final de «The Crown», la extraordinaria Elisabeth Belicki, increíblemente transmutada en Diana, intenta pasar desapercibida paseando por Montecarlo con su amigo Dodi Fayed, ocultando su rostro con una gorra de béisbol con la inscripción «Islas Canarias» .
No cabe duda de que es una promoción extraordinaria. Millones de personas están viendo y verán la serie, lo que elevará la imagen de ese destino entre sus potenciales clientes, principalmente las clases medias europeas.

Ignoro lo que han tenido que pagar los organismos competentes porque hace mucho que no hay nada gratis en el cine y la televisión. La promoción turística tradicional hasta finales del siglo pasado se basaba en la publicidad, que podía ser de imagen -centrada en el destino- o de producto -el hotel, la compañía aérea o ambas-. Los destinos turísticos maduros han abandonado la publicidad de imagen en los medios tradicionales, prensa, radio y televisión porque no la necesitan. La residual tiene motivaciones políticas y no comerciales. La de producto se ha desviado a internet por la mayor capacidad de afinar el destinatario adecuado. Los «influencers» voluntarios o pagados consiguen con sus mensajes en redes sociales una difusión con la que los medios tradicionales solo pueden soñar.
Los mensajes de Oprah Winfrey desde Mallorca este verano son el máximo ejemplo de esta capacidad de llegar a millones de persona con mensajes breves y eficaces.

Un formato promocional que ha conseguido sobrevivir es el llamado «product placement» es decir colocar una marca entre los productos consumido en series y películas. El resultado debe mantener un equilibrio que no desentone. La gorra de Diana no lo hace. La mayor parte de los grandes destinos mundiales llevan años esforzándose en aparecer en los medios audiovisuales para lo que han creado las «Film Commissions» que ayudan a los productores a elegir localizaciones y a gestionar exenciones fiscales. En Balears son activas tanto la general como la de cada una de las Islas con buen éxito.

El mundo de la promoción turística evoluciona a tal velocidad que a nadie le extraña que la gorra del avatar de Diana tenga más repercusión que una campaña de publicidad de millones de euros.