Javier Sanz reclama optimismo para afrontar el futuro.

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1.- De la encuesta se desprende que los mallorquines estamos orgullosos de serlo pero que tenemos miedo a perder nuestro paraíso. ¿Está de acuerdo?
La percepción de paraíso es tan relativa como la experiencia vital de cada uno. Si viajásemos a los años cuarenta del siglo pasado, veríamos una Mallorca virgen pero impracticable porque no había las infraestructuras ni los medios para disfrutarla. En los sesenta la gente de mi generación se encontró con una isla llena de oportunidades y por descubrir. En los ochenta percibimos las primeras amenazas al equilibrio que habíamos conseguido. Ya en el siglo XXI somos conscientes de lo mucho que se ha perdido, pero aun así no cambiamos este lugar por ningún otro.

2.- La sostenibilidad es el eje que más inquieta a los ciudadanos de Mallorca. ¿Qué medidas pueden implementarse para convertir la Isla en un modelo a imitar? ¿Estamos en el camino?
Para que la sostenibilidad sea efectiva tiene que ser real. Y para ello cada uno tiene que asumir que tiene un papel en esta evolución. Las administraciones y empresas públicas tenemos un compromiso de servir de ejemplo y de abrir el camino, para que la iniciativa privada y los particulares pisen sobre seguro. Los puertos pueden ser campos de pruebas, lugares para la experimentación tecnológica. Pueden asumir el riesgo de que los nuevos proyectos no salgan bien, porque tras el error vendrá la mejora y después el éxito. No podemos exigir al ciudadano de a pie que se arriesgue.

3.- Una importante masa crítica de los encuestados se muestra favorable al progreso, pero matiza que no a toda costa ¿Qué le sugiere esta idea?
Me sugiere que en conjunto queremos un mundo mejor, pero que no estamos dispuestos a renunciar a nada de lo que nos satisface, porque lo consideramos como un derecho adquirido. Queremos que no vengan tantos turistas a nuestra ciudad, pero por el puente somos capaces de irnos a la otra parte del mundo a colapsar un centro histórico de otro país. Creo que hay que ser consecuentes.

4.- La robótica y la inteligencia artificial se abrirán camino en los próximos años, pero nadie se atreve a asegurar si será para bien o para mal. ¿Cuál es su opinión?
Tampoco lo sé. Lo que sí sé es que la Humanidad experimentará un cambio trascendental. La IA significará un antes y un después en la historia del hombre, pero ya estamos experimentando desde hace pocos años avances que dejan muy atrás aquello que dábamos por hecho que era para siempre. Tendremos que afrontarla sin miedo, aprovecharnos de sus virtudes, pero marcándole unos límites que aún desconocemos. El fuego sirvió al hombre para calentarse, pero también para incendiar su entorno. A eso me refiero.

5.- La saturación turística se perfila como el gran reto del futuro a 25 años. ¿Deben establecerse límites? ¿Cuáles? ¿Cómo?
Nadie se atreve a establecer un límite de turistas porque en pocos años podemos superarlo y descubrir que estábamos equivocados al comprobar que la capacidad del destino aún admite más gente. Los límites los establecerá el destino, pero no sabemos cómo. El cambio climático puede ser uno a medio y largo plazo, pero esto es perjudicial para el conjunto de la población. Creo que el reto a conseguir es que el residente no se sienta desplazado por el motor económico que le da de comer.

6.- Regulación e integración son las soluciones que aportan los encuestados para la inmigración…
…que tenemos que ver como una oportunidad. En el ámbito local poco podemos hacer más que aceptar esta situación. Vemos cómo los países son incapaces de gestionar esta realidad con soluciones eficientes. Mientras tanto, la pelota la tenemos en nuestro tejado. Me cuentan que en las visitas escolares al puerto, los alumnos que más interés prestan a las explicaciones son los hijos de inmigrantes. Y eso es debido a que se sienten obligados a compensar los sacrificios que sus padres han hecho por ellos.

7.- Educación, vivienda, burocracia, seguridad jurídica, desindividualización son algunas de las dificultades de la sociedad actual que se proyectan a 2048. ¿Cuál le preocupa más?
Creo que vivimos en sociedades tan complejas que nadie es capaz de saber cómo funcionan realmente. Los políticos somos gestores de un sistema que a veces se nos escapa de las manos. En ocasiones me da la sensación de que se crean nuevos conflictos para evitar el tener que afrontar los problemas importantes. Me preocupa cómo se integrarán las nuevas generaciones en esta sociedad tan hostil, con unos recursos a priori escasos.

8.- De la encuesta se percibe un desanimo generalizado a la hora de encontrar soluciones. ¿Cree usted que Mallorca tiene solución a 25 años vista? ¿Qué acción sería prioritaria?
Los retos a afrontar son mayúsculos, pero curiosamente está demostrado que los grandes cambios empiezan por pequeños gestos. La Mallorca de ahora dista mucho de ser la que era hace ahora cincuenta, setenta o cien años, como también los somos sus habitantes. Se ha perdido mucho por el camino, pero en general los cambios han sido a mejor. Hay que ser optimista con el futuro y transmitir este sentimiento a los jóvenes.