Poder medir el estado hídrico de las plantas ya es una realidad. Hydrostat es un sensor que se coloca directamente en el tronco de las plantas leñosas, sin dañarlas ni intervenir en su crecimiento, controlando el estado hídrico en el que se encuentra en cada momento la planta. Este sensor recoge la información que se envía al sistema de Hysdrostat, donde se procesa con un algoritmo. Con esta información recogida diariamente se crean unas gráficas que reflejan el estado de la planta y su evolución, para analizar si necesita agua y facilitar que el agricultor tome su decisión sobre el riego.
En 2022 GlobalCen, especializada en el estudio del campo eléctrico natural, creó Hydrostat, una empresa que seguía la misma línea de estudio, pero centrada en las plantas. Pero fue antes, en 2019, cuando el geólogo José Martí, junto con el resto del equipo, empezaron a investigar el estrés hídrico de las plantas y descubrieron una vinculación directa entre el estado hídrico y los parámetros eléctricos de la planta. Posteriormente desarrollaron un sensor con el que poder medir el nivel de hidratación de las plantas. Dos años después de su creación, el sensor Hydrostat ha salido al mercado y tras pasar diversas pruebas y exámenes ha obtenido la patente. Hasta la fecha, para que el sensor pudiera seguir desarrollándose, los socios han ido financiando el proyecto, aunque confían en dar un gran salto con una ampliación de capital prevista para finales del 2024.
«Cuando iniciamos el estudio sobre el campo eléctrico de las plantas detectamos, mediante la colocación de electrodos en las plantas su comportamiento eléctrico variaba según su estado de hidratación», explica Martí, fundador de Hydrostat. En el mercado existen una gran variedad de herramientas que miden la temperatura, el color de las plantas o la humedad, todos ellos factores externos, para tratar de determinar las necesidades hídricas de la planta. Tal y como explica Miguel Frontera, socio de Hydrostat, «los otros sensores miden referencias externas como la humedad del suelo, y con esos datos se extraen conclusiones. En cambio, Hydrostat recibe la información directamente de la planta, con lo cual sabemos exactamente cómo se encuentra en cada momento. Ese es precisamente el gran salto tecnológico de este sensor, la pregunta directa a la planta», aclara. Los datos que recoge el sensor «se muestran al agricultor a través de una sencilla gráfica en nuestra aplicación. La gestión de datos diarios permite de forma muy visual percibir la evolución continua y particularizada de cada sector de riego de una plantación. De este modo se facilita, con datos técnicos y objetivos la información necesaria para que sea el propio productor el que decide si riega o no». Así, el monitoreo continuado de las plantas permite que se pueda optimizar el riego, ya que se podrá regar solo cuando la planta efectivamente lo necesite, controlando además la calidad del producto, directamente vinculada a su estrés hídrico.
En este sentido Martí explica que «en determinados cultivos es necesario que las plantas pasen sed para conseguir que su fruto sea óptimo, como por ejemplo el vino o el aceite. Controlando el riego mejoramos la calidad y, además conseguimos un uso racional y sostenible de los recursos hídricos, minimizando el impacto ambiental». Por otro lado, «hasta la fecha el 90% de los productores o agricultores se basan en su experiencia, en su buen saber y entender del negocio para tomar algunas decisiones. En esencia, observan su plantación y deciden si riegan o no, sin ninguna herramienta o tecnología directa que avalen sus conocimientos. Nuestro reto es cubrir esta falta de tecnología con herramientas que confirmen lo que los agricultores intuyen», añade Frontera. «Cuando les explicamos en qué consiste Hydrostat les parece una herramienta muy interesante porque les facilita la decisión que tomar, a través de datos objetivos precisos y fáciles de interpretar», finaliza.
Tras dos años desde el lanzamiento de Hydrostat la empresa se centra ahora en comercializar el producto. Hasta el momento su principal objetivo es su implantación en el mercado de Mallorca, pero ya han empezado la expansión hacia la Península con la instalación de esta tecnología en varias plantaciones gracias al interés que el sensor despertó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que decidió colocarlo en diversas plantaciones. En este sentido, Martí y Frontera coinciden en que el siguiente paso para crecer como empresa y continuar evolucionando es «incorporar nuevos inversores que nos permitan seguir dando a conocer el sensor y sus beneficios a los productores con la instalación del mayor número posible de equipos».