Parte de los 432 amarres que se encuentran en la marina deportiva del muelle de Eivissa y que gestiona Ocibar. En el fondo del puerto se puede ver Dalt Vila. | ARGUI ESCANDON

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Un verano más, Botafoc Ibiza ha colgado el cartel de completo. Conseguir una amarre en el puerto deportivo por excelencia de Eivissa, cuya historia se remonta 40 años atrás, es misión imposible. Si la mayor de las Pitiüses es el destino veraniego por excelencia, para los amantes del mar y de la náutica, poder amarrar en Botafoc Ibiza en verano es todo un sueño. «En temporada alta siempre estamos al 100% de ocupación. Tenemos una lista de espera importante de embarcaciones que no encuentran amarre. Es una lástima decirles que no, pero no hay sitio y los barcos de larga estancia tienen preferencia», apunta el director de Botafoc Ibiza, Raúl Prats.

La empresa mallorquina Ocibar gestiona esta instalaciones desde 2019. Una concesión que cuenta con 432 amarres que pueden albergar embarcaciones con esloras de entre seis y 33 metros. «El 70 por ciento de los barcos que tenemos son de empresas náuticas de chárter de Eivissa», destaca Prats, «y clientes de toda la vida que les gusta estar en el puerto con el que descubrieron la isla». «Cada vez todo está más caro, pero a la gente que le gusta Eivissa, repite año tras año», destaca Prats. Botafoc Ibiza cuenta con hasta 30 trabajadores en verano para que los usuarios de este puerto deportivo tenga la mejor estancia posible en sus instalaciones. Una marina que cuenta, además, con una gasolinera y un amplio varadero en el que llevar a cabo reparaciones de fortuna.

OFERTA COMERCIAL. Otro de los puntos fuertes de Botafoc Ibiza es su extensa oferta comercial, con más de medio centenar de establecimientos de moda, alquiler y venta de embarcaciones y, sobre todo, gastronomía. De hecho, comer o cenar en uno de los restaurantes de Botafoc Ibiza con las mejores vistas a Dalt Vila de todo el puerto de Eivissa debería ser uno de los planes obligatorios de toda persona que visita la isla.

Botafoc Ibiza
Raúl Prats es el director del puerto deportivo Marina Botafoc.

La actual concesión de Botafoc Ibiza finaliza en marzo de 2025 y desde la actual dirección del puerto deportivo esperan que la Autoritat Portuària de Balears (APB) que el próximo concurso sea a largo plazo para que salga a cuenta llevar a cabo una renovación total de las instalaciones por el bien de los usuarios y la mejora de la calidad de los servicios que se ofrecen. Además, el director de Botafoc Ibiza explica que el hecho de que las últimas concesiones hayan sido de pocos años provoca un incremento en los precios que ponen encima de la mesa y que después repercuten en los amarristas y en los establecimientos comerciales. Una situación que crea preocupación en estos usuarios. «Cada año cuestan más los amarres», lamenta Raúl Prats. «La gente quiere que los precios vayan en consonancia con la calidad del servicio que les ofreces, y en Eivissa todo está subiendo mucho y los turistas poco a poco va cambiando a otros destinos más baratos», señala el director de Botafoc Ibiza, quien añade que el problema que supone la falta de vivienda de alquiler a precios razonables en Eivissa, provoca que muchos establecimientos no puedan completar sus plantillas y la calidad de sus servicios se resientan.

COMPETENCIA DESLEAL. El sector náutico tampoco escapa a la competencia desleal. Conscientes de que Eivissa «es un filón» en verano, muchos propietarios de embarcaciones navegan hasta aguas pitiusas para alquilarlas. «Los que tienen un barco en Valencia o en Dénia saben que en Eivissa ganarán mucho más dinero. Y como no hay amarres para todos, fondean y dan un mal servicio subiendo a bordo a clientes en las playas y sin que nadie controle dónde tiran los residuos. Se pierde la calidad y el control que ofrece un barco que amarra en un puerto como toca», destaca Raúl Prats. El director de Botafoc Ibiza también reivindica que el sector náutico es el primer interesado en que el mar esté limpio. «Hay otras cosas que dañan de verdad al mar. Gracias a que el mar está limpio, los turistas repiten experiencia, gastan y disfrutan de nuestras aguas, de la gastronomía y del ocio», apunta Prats. En este sentido, la puesta en marcha de la nueva depuradora de Eivissa, ayudará a mantener limpias las aguas del puerto de Vila. El desmantelamiento de emisarios o el dejar de verter la salmuera de las desaladoras cerca de la costa también supondría una mejora en la calidad de las aguas de la isla de Eivissa que, no obstante, siguen siendo de una calidad excelente.

Este directivo no se atreve a aventurar cómo irá la presente temporada turística. «A final de año haremos cuentas, porque a veces empieza bien y luego baja». De hecho, el mes de mayo fue un buen mes, pero junio parece que no ha sido tan bueno como se preveía. «No ha hecho calor hasta hace pocos días», lamenta Prats. En cualquier caso, el mejor indicador de la marcha del negocio es el volumen de litros que suministra la gasolinera de Botafoc Ibiza. Un recuento que se hará a finales de mes.

Botafoc Ibiza
Parte de los amarres que gestionan.

Prats recuerda que durante la pandemia «la náutica fue como un tiro» en la isla de Eivissa. Alquilar un barco para reunirse con familia o amigos en el mar después de estar confinados en casa fue de las actividades recreativas más demandadas. «En Eivissa no abrieron las discotecas, así que los turistas se levantaban pronto por la mañana y como no sabían qué hacer, alquilaban un barquito y se iban a comer al restaurante de la playa», apunta el director de Marina Botafoc. Sin embargo, con el ocio nocturno abierto de par en par, los turistas «ahora se levantan a la una del mediodía y no tienen tiempo de navegar», bromea Prats. Uno de los temores del director de Marina Botafoc es la escalada de precios en todos los sectores. «Como todo sube, no sé si llegará un día que colapsaremos y el negocio no será rentable con todo lo que está pasando», señala Raúl Prats señalando que la inestabilidad geopolítica a nivel mundial «hace que la gente sea más precavida y no gaste tanto».

UNA VIDA EL EN MAR. Raúl Prats lleva más de 20 años vinculado al sector de la náutica y al de los puertos deportivos. En 2003 empezó a trabajar en la marina Ibiza Magna, entonces gestionada también por Ocibar y situada en la dársena de poniente del puerto de Eivissa. Prats también fue contramaestre y pasó por la concesionaria del muelle de grandes esloras Marina Sa Riba hasta convertirse en el director de Marina Botafoc y Marina Santa Eulàlia, los dos puertos deportivos que Ocibar gestiona en la isla de Eivissa.

Los usuarios de los 763 amarres de Marina Santa Eulàlia tienen un perfil completamente diferente al de Marina Botafoc. «En Santa Eulàlia hay más alemanes y holandeses que tienen segundas residencias o se alojan en establecimientos turísticos del municipio. Es gente más familiar, mientras que los usuarios de Marina Botafoc es gente más joven, que les gusta el ocio nocturno», añade Prats.