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Este mes de agosto, a pesar de ser un periodo vacacional a nivel mundial, ha dejado muchas noticias. Además del famoso «lunes negro» de la primera semana, totalmente anulado a día de hoy por las bolsas, se han dado impactos muy relevantes en cuanto a las posibles bajadas de tipos de interés, especialmente en Estados Unidos.

Entre otras cosas, la semana pasada se celebró la reunión anual de los banqueros centrales (y otras figuras económicas relevantes como economistas, políticos...) en Jackson Hole (Wyoming). Era muy esperado el discurso de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal Americana (FED), no en vano en 2022 mencionó una frase en el mismo escenario que provocó una sacudida en los mercados: «…la lucha contra la inflación será dolorosa para familias y empresas…».

Este año ha sido menos radical, pero sí ha hecho que el mercado reafirmara su idea que la FED empezará a bajar tipos de interés en septiembre (día 18 se conocerá la decisión); la duda está en saber si la rebaja será de 25 puntos básicos (0,25%) o de 50. De momento, las mayores probabilidades están en la primera opción, pero no se descarta la segunda, mientras que, según el barómetro de tipos de CME Group, las probabilidades de rebaja de un punto porcentual entre las tres reuniones de este año (septiembre, noviembre y diciembre) son las más amplias, y no se descartan superiores.

Evidentemente este discurso no es el único motivo: durante este mes han variado los miedos de los mercados. Mientras hace poco estaban en ver durante demasiado tiempo tipos altos ahora parece que la vista se fijar en si habrá recesión o no, precisamente provocada por las subidas verticales de tipos. Los datos económicos en EEUU se han enfriado más de lo previsto y parece que van en línea con Europa (que ya ha empezado a bajar tipos y parece que tendrá continuidad). Las consecuencias para los mercados son muy claras, la principal es para la Renta Fija. Como se puede ver en el gráfico, el mercado ya se ha adelantado: el precio del Bund alemán ha empezado a subir (como referencia del «no riesgo») y la rentabilidad de los bonos a bajar; también los americanos aun sin haber empezado a bajar tipos.

Hay que tener muy claro que la bajada de rentabilidad de bonos es buena para el inversor que está invertido porque le sube el precio (mala para el que no ha invertido porque compra más caro y, por lo tanto, le da menos rentabilidad). Esta correlación inversa se ve en el gráfico. Además de bueno para la Renta Fija también puede serlo para la variable (la bolsa).

La tipología de empresas más sensibles a esta bajada de tipos es amplía: desde las pequeñas y medianas empresas (no confundir con las típicas pymes) incluso las tecnológicas, a las inmobiliarias (especialmente las americanas que tanto han sufrido), tanto tradicionales (residencial) como otras (torres de telecomunicaciones, logística, almacenaje…) pasando por renovables o turísticas (con deuda alta debido a la COVID). Si esto fuera así, podríamos ver una rotación de sectores atractivos en bolsa, aún estando los índices cerca de máximos históricos.