GRAF8649. MADRID, 25/09/2019.- El portavoz de Más Madrid en el Parlamento regional, Íñigo Errejón, este miércoles, durante su intervención en la asamblea convocada por el partido para concretar los detalles de su participación en las elecciones generales del 10-N. EFE/ Ballesteros Asamblea de Más Madrid de cara a las generales del 10N | Andrés Ballesteros - adt - EFE -

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Iñigo Errejón, el candidato de Más País, ha dado el paso, que muchos esperaban desde hace tiempo, para las elecciones generales del próximo 10 de noviembre. El devenir de los acontecimientos, llevaba a dar por seguro que Errejón sería el cabeza de lista en uno comicios nacionales, ámbito que le gusta mucho más que el autonómico.

Errejón siempre ha estado muy vinculado al asociacionismo -fue boy scout- y a los movimientos sociales, formando parte muy activa de los movimientos antiglobalización o del 15M.

El ahora candidato de Más País es uno de los cofundadores de Podemos, junto al que fuera su gran amigo Pablo Iglesias. Sin embargo, las diferencias en la forma de entender la política y la ambición por el poder los llevaron a romper las relaciones.

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Errejón, que en su día era más radical -fue uno de los fundadores de Contrapoder, un colectivo de izquierdas, anticapitalista e internacionalista-, dio un giro mucho más moderado y ese fue uno de los motivos de su enfrentamiento con Iglesias.

El candidato de Más País siempre ha visto más viable gobernar con el PSOE que darle el 'sorpasso'. Puede que este se uno de los motivos por los que algunos, con mala intención, lo consideran de las Juventudes Socialistas.

A Errejón también le molestaban algunos de los que consideraba excesos de Iglesias, como cuando acusó a Felipe González de tener «el pasado manchado de cal viva», durante el debate de la primera investidura fallida de Pedro Sánchez.

Iglesias y Errejón se enzarzaron en Twitter por la conveniencia de dar o no miedo; mientras el primero era partidario de dar miedo a los poderosos, el segundo apostaba por «seducir a la parte de nuestro pueblo que sufre pero aún no confía en nosotros».

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El joven político (Madrid, 1983) pasó de serlo todo en Podemos a ir perdiendo poder, hasta que el pasado mes de enero dejó la formación morada y se pasó a Más Madrid, liderado entonces por Manuela Carmena; dejó de ser el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid y pasó a serlo para el partido de Carmena.

Tras esta jugada, se daba por hecho que Errejón no tardaría en saltar a la política nacional y así ha sido. En la Asamblea de Madrid no se le ve muy cómodo. De hecho, se dice que no la frecuentaba mucho, probablemente porque ya estaba preparando su candidatura para las generales.

Los que lo conoce lo definen como una persona muy pegada al móvil y a las redes sociales. De hecho, recibió el premio al Parlamentario 2.0. Además, tiene mucha facilidad para los idiomas: también habla inglés,​ italiano y catalán. El hecho de expresarse en este última lengua, pese a no tener vínculos familiares con los territorios que la tienen como lengua propia, lo acerca algo más que al resto de líderes estatales.

Pese a estar en otro partido, no puede ocultar sus orígenes y para la papeleta de Más País llevará un primer plano de su cara, igual que en las europeas de 2014 la de Podemos llevó la de Iglesias.

Errejón es licenciado en Ciencias Políticas y tiene un doctorado. También tiene sinsabores con la Universidad, como el motivado por el expediente que le abrió la de Málaga no realizar el trabajo de manera presencial, entre otro. No obstante, finalmente no fue sancionado y una denuncia de Manos Limpias se archivó.

De momento, el líder de Más País ha logrado atraer a bastantes personas que en algún momento han estado con Podemos, así como a formaciones que iban en coalición con la formación morada o le daban su apoyo.

El próximo 10N se enfrentará de forma directa con su examigo y excompañero y se verá a cuántos ciudadanos logra convencer para que le den su voto. Muchos consideran que es una buena opción para los abstencionistas, ya que no está implicado en el fracaso de la formación de un gobierno de izquierdas. A partir del 11N se comprobará su fuerza real y si entrega sus votos al PSOE, como algunos sostienen.