Cuando muchos lo daban por muerto políticamente logró recuperar las riendas del PSOE y tras lograr los peores resultados de la historia de su partido consiguió convertirse en presidente del Gobierno de España, por primera vez tras una moción de censura. Es consciente de su fortaleza y ha escrito un libro titulado 'Manual de resistencia'.
Sánchez nació en Madrid en 1972, es licenciado en Economía y Empresariales, tiene tres másters oficiales y una tesis doctoral, por la que fue acusado de plagio. No obstante, Moncloa aseguró que era falso tras pasarle unos controles antiplagios. Además, es un gran apasionado del baloncesto y fue jugador del Estudiantes hasta los 21 años.
El líder socialista tuvo sus primeros contactos con la política en 1998, cuando fue asesor en el Parlamento Europeo. Allí pudo comprobar su pasión por la política internacional, en la que se desenvuelve muy bien, entre otras cosas, gracias a su dominio del inglés y el francés.
Entre 2005 y 2009 fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y en 2009 dio el salto a la política nacional como diputado; no ocupaba lugares destacados en las listas socialistas, pero gracias a las renuncias de otros logró plaza.
Sánchez creció políticamente bajo la influencia de José Blanco, que fue secretario de Organización durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque en un primer momento siempre tuvo una presencia discreta y supo estar en un segundo plano, a posteriori se ha demostrado que estaba todo muy estudiado y calculado.
Precisamente esto hizo que los barones, liderados por Susana Díaz, pensaran en él en 2014 para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba, hasta que la andaluza estuviese dispuesta a coger las riendas del partido. Sánchez, que entonces representaba a la línea oficialista del partido, ganó a Eduardo Madina.
Sin embargo, el nuevo secretario general del PSOE agarró con fuerza las riendas del partido y se negó a ser una figura transitoria, en manos de Díaz. En el año 2015 fue el candidato socialista en las elecciones generales, donde logró el hasta entonces peor resultado de los socialistas en democracia: 90 diputados, 20 menos que en 2011.
El resultado electoral no permitió formar gobierno y los comicios tuvieron que volver a repetirse en 2016. Entonces tampoco había una mayoría clara, el resultado del PSOE fue aún peor que el de 2015, y se generó mucha presión para que los socialistas se abstuviesen y fuese posible la investidura de Mariano Rajoy para sacar a España del bloqueo político. Sin embargo, Sánchez se negó rotundamente y llegó a dimitir como secretario general del PSOE y a entregar su acta de diputado con tal de no votar a favor de Rajoy.
Cuando muchos lo daban por amortizado, Sánchez volvió a tirar de su manual de resistencia y se dedicó a recorrer España con su coche, alojándose en las casas de los pocos militantes socialistas que lo apoyaban.
Su 'no es no' tomó fuerza y logró captar el apoyo de las bases del partido, muy enfadadas con sus dirigentes por haber permitido que con su abstención Rajoy mantuviese la presidencia del Gobierno.
En 2017 Sánchez se presentó al Congreso y ganó a la todopoderosa Susana Díaz, que contaba con el apoyo de todo el aparato del partido y los principales líderes históricos, incluido Felipe González, y a Patxi López.
El líder socialista siempre ha sabido rodearse muy bien y se alió con Iván Redondo, un estratega de la coalición que ha trabajado con el PP, logrando hitos tan importantes como conseguir la presidencia de la Junta de Extremadura para los populares, uno de los feudos socialistas.
En 2018 Sánchez y Redondo planificaron la presentación de una moción de censura contra Mariano Rajoy, aprovechando los escándalos de la 'trama Gürtel', que convirtió al socialista en el primer presidente del Gobierno que no es diputado y el primero en llegar a través de una moción de censura.
Cuando llegó a la presidencia del Gobierno quiso volver a colocar a España en la esfera internacional y adoptó medidas de impacto como la de nombrar el ejecutivo con más mujeres del mundo o ofrecer las costas españolas para que atracase el Aquarius como un gesto de progresismo; esto último no lo ha vuelto a repetir.
Sánchez también se caracteriza por sus cambios de opinión, estando entre los más llamativos los relacionados con Cataluña.
El presidente del Gobierno decidió convocar elecciones para el pasado 28 de abril, después de que los independentistas le tumbasen el presupuesto que había pactado con Podemos. Sánchez logró ganar las elecciones, pero no los 176 escaños que dan la mayoría absoluta. Algunos aseguran que la misma noche del 28 de abril, Sánchez ya pensaba que lo mejor era que se convocasen nuevas elecciones.
El tiempo le dio la razón, ya que ha sido incapaz de llegar a un acuerdo con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, para formar un gobierno. Por tanto, ha sido el primer candidato con dos investiduras fallidas: una 2016, tras el fracaso de Rajoy, y otra en julio de 2019.
De cara al próximo 10 de noviembre, el candidato socialista volverá a tirar de manual de resistencia. El tiempo dirá si en esta ocasión también le resulta efectivo.
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