Sánchez, con Armengol, en el Consolat, durante una visita. | Jaume Morey

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A la espera de lo que puede decidir mañana Carles Puigdemont, camuflado de ejecutiva de Junts per Catalunya, la expresidenta balear, Francina Armengol, puede entrar en la política nacional por la puerta grande y convertirse este jueves en la tercera autoridad del Estado, por detrás del Rey y del presidente del Gobierno si la izquierda amarra una mayoría suficiente para que el presidente del Congreso no sea, esta vez, un miembro del partido más votado.

Francina Armengol, una mujer fiel, una política que ha sabido gestionar pactos sin que se produjeran disensiones, una mujer de izquierdas, una mujer cercana a los nacionalismos, que entiende perfectamente que el Estado es Madrid, pero sobre todo la periferia que rodea a la capital, una persona que, frente a las fuerzas centrípetas que arrastran la vida política hacia la Villa y Corte tiene una mirada centrífuga hacia la España diversa.

Podría haber sido perfectamente candidata a ocupar uno de los Ministerios en un hipotético Gobierno de Pedro Sánchez, pero todas las características anteriores que la describen la convierten en la candidata perfecta en el momento complicado. Los partidos nacionalistas pueden votar a Armengol con convicción y sin reserva alguna y la expresidenta puede dar nombre mañana a la primera victoria de Pedro Sánchez sobre Alberto Núñez Feijóo en esta complicada legislatura que comienza.

Pedro Sánchez ha premiado a la expresidenta balear, que se ha mantenido fiel al presidente incluso en los momentos mas difíciles. No se la ha oído una crítica, al menos en público, a diferencia de otros barones que han tirado la piedra y escondido la mano cuando el cartel de Pedro Sanchez quitaba votos. Ella, no.

La expresidenta balear, una mujer de convicciones firmes y, como la define uno de sus colaboradores, una política de argumentos y no de argumentarios, algo cada vez menos habitual en política, puede ser la sucesora de otro socialista mallorquín, Félix Pons, que antes ocupó su cargo. La coyuntura política la ha alejado de un Ministerio y puede terminar poniéndola en un papel en apariencia más institucional, pero también con mucha carga política.

¿Podrá seguir siendo la líder de la oposición en Balears? Está por verse, porque parece difícil encajar el papel institucional y seguir siendo la cara de la oposición a Marga Prohens. En cualquier caso, no cabe la menor duda de que será ella la que siga mandando en el PSIB y lo hará durante todo el tiempo que así lo decida. Francina Armengol ha ganado porque perdió. Así es la política.