Moreno Bonilla posa con un grupo de mujeres en la Casa de Andalucía. | Teresa Ayuga

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Un señor pone a otro en situación: «Esa de ahí es Marga Prohens, candidata al Govern; el grandote es el candidato al ayuntamiento y el otro, que no sé cómo se llama, es el del Consell». Las personas aludidas acaban de entrar, junto al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, a la Casa de Andalucía de Balears, en el polígono de Son Castelló. Es la primera parada, es pàra comer, que ha programado el PP al presidente de la Junta antes de acompañar a la candidata balear a Campos. Dos periodistas de Canal Sur, redactora y cámara, cubren el evento. La entrada de la comitiva se produce mientras suena el himno de Andalucía. Moreno Bonilla, que consiguió lo que parecía imposible hace años –arrebatar al socialismo el gobierno andaluz sumando a Vox y supearar la primera mayoría en unas segundas elecciones– reparte saludos y sonrisas. Y no rechaza ni una fotografía, más bien las busca. Todo dispuesto para la ocasión, desde vestidos de faralaes a farorillos. «Me siento en casa», afirma el presidente, que termina su intervención (antes de la comida posterior, sin presencia de medios) con cuatro vivas: uno a la Casa de Andalucía, otro a Balears, otro a Andalucía y el último a España. Vivas respondidos de forma generosa. En Balears residen 85.000 personas de procedencia andaluza. Pero el verdadero protagonista ha sido el presidente de la casa andaluza, José Martínez Castillo, que ha pedido más financiación, criticado la merma de subvenciones, quejado del uso del catalán en los anuncios y convocatotrias del Govern, y presumido de «cocinar y planchar» antes de que «las niñas ministras» dijeran que hay que hacer. «Te has quedado a gusto, Pepe, te ha faltado un tirón de orejas a Biden», ha dicho Moreno.