Francina Armengol y Marga Prohens, este jueves en Sóller. | Pere Bota

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Atención a la extraordinaria foto de Pere Bota tomada este jueves en Sóller: el CIS aprieta, pero en este caso no ahoga. Para comprobarlo, basta con mirar el escaso eco que tuvo este jueves su encuesta en las redes sociales, especialmente en las filas socialistas, que podían haber intentado ahogar a Marga Prohens. El sondeo da una clara victoria al PSIB y constata que se puede revalidar una mayoría de izquierdas. Algo que debería ser motivo de algaraza tuitera pasó, sin embargo, sin apenas repercusión. ¿Por qué? La respuesta es simple: la encuesta del CIS es un regalo envenenado para los socialistas.

En primer lugar, todos los partidos saben que los datos que este jueves publicó el CIS sirven para poco. El PSIB gana con claridad, sí, pero el margen de error de la encuesta es tan grande que puede darse el caso de que incluso pierda y quien gane sea el PP, que es lo que dicen todas las encuestas publicadas hasta la fecha.

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En medio de esta incertidumbre en la que ni el CIS se atreve a asignar escaños, el PSIB ha hecho lo más inteligente: no dar bombo a una encuesta sobre la que hay poca confianza y que además puede provocar lo contrario a lo que buscan los socialistas en esta campaña electoral. El PSIB busca todos los votos, los necesita, todos ellos y más, para amarrar una mayoría que, ahora mismo, aún no está clara. Por eso no pueden permitirse el lujo de que los posibles votantes den por hecho que la victoria ya está aquí, se relajen confiados y, en consecuencia, no vayan a las urnas el día 28.

En cualquier caso, el sondeo ha sido un regalo; envenenado, pero regalo, porque ha llegado en un momento particularmente complicado para Francina Armengol. Los socialistas tenían controlada milímetro a milímetro la campaña, hasta que ha llegado la Junta Electoral y el debate de IB3 para descontrolar el mensaje. No ha sido la mejor semana para la candidata del PSIB, que ha salido magullada en estos asuntos, de la misma forma que Marga Prohens comenzó con mal pie la precampaña con su comida con José María Rodríguez y la polémica con las kellys.

La encuesta ha dado lo que ha dado de sí: deja un titular que levanta el ánimo de la tropa socialista en un momento difícil, pero no interesa que cale mucho entre el electorado. Ya se ha dicho en muchas ocasiones que, en esta campaña –como en todas–, lo esencial es conseguir todos los votos de los tuyos y no movilizar los del enemigo. Pasado el sondeo del CIS, en estos momentos toca andarse con pies de plomo, no meter la pata y no dar munición al otro.