El líder kurdo Abdullah Ocalan es desde ayer un hombre libre, a
pesar de que el Estado italiano adoptará medidas de vigilancia,
tras revocar el Tribunal de Apelación de Roma la obligación de
residencia y la prohibición de expatriación, aunque el Gobierno
insiste en juzgarle o expulsarle del país. El jefe del Ejecutivo,
Massimo D'Alema, afirmó ayer, al término de una reunión con los
jefes de los grupos políticos del Senado, que «por razones de
seguridad y de orden público» se mantendrá un servicio de
vigilancia sobre Ocalan.
Añadió que «la decisión del Tribunal no cambia las cosas»,
aunque «ahora es necesario acelerar decisiones que adoptaremos en
los próximos días». Preguntado sobre la puesta en marcha de un
mecanismo de expulsión del país del líder kurdo, D'Alema puntualizó
que no es «una decisión política sino administrativa», en cualquier
caso susceptible de apelación, y subrayó que «en ningún país del
mundo se abriría un debate sobre una cuestión de esta
naturaleza».
El ministro italiano de Exteriores, Lamberto Dini, por su parte,
dijo que aunque el tribunal haya dispuesto la libertad de Ocalan,
aún es posible juzgarle en Italia, país que no ha concedido ni
concederá la extradición a Turquía por estar en vigor en ese país
la pena de muerte, ya que las leyes italianas lo impiden. Dini
agregó que si no es posible juzgarle, la única salida que queda es
la expulsión, «ya que se trata de una persona que entró ilegalmente
en nuestro país».
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