Se trata «de indicar muy claramente al presidente Milosevic que el
embajador Walker tiene que ser autorizado para continuar su
trabajo», indicó Albright a la prensa.
La responsable de la diplomacia norteamericana afirmó que había
dedicado parte de la noche a hablar con sus homólogos europeos y
que hay un «apoyo unánime» en el seno de la Organización para la
seguridad y la cooperación en Europa (OSCE) y en medios de la
Alianza para provocar la anulación de la orden de expulsión de
William Walker.
«Lo principal es que el presidente Milosevic entienda el mensaje
de que las acciones llevadas a cabo en Kosovo y que las atrocidades
cometidas deben ser objeto de una investigación por parte del
Tribunal encargado de los crímenes de guerra o de otro organismo
independiente», afirmó.
Por su parte, la OTAN envió ayer a Belgrado a sus dos más altos
responsables después de que el presidente yugoslavo, Slobodan
Milosevic, lanzara un órdago a la comunidad internacional al
declarar «persona non grata» al jefe de los observadores de la
OSCE, William Walker, y prohibiendo el acceso a Kosovo de la fiscal
del Tribunal Penal Internacional, Louise Arbour.
En lo que puede interpretarse como una nueva maniobra de
distracción del presidente yugoslavo, la agencia oficial Tanjug
anunciaba ayer por la tarde que Belgrado acepta ampliar 24 horas la
estancia de Walker en la provincia.
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