El féretro, cubierto con la bandera jordana, salió de la residencia
oficial del monarca jordano de Bab el Salam a las 12:00 horas a
hombros de ocho jefes militares que lo trasladaron a un vehículo
militar descubierto, engalanado con coronas de flores. A la puerta
del palacio se encontraba en primer lugar el rey Abdalá, junto con
sus hermanos varones, Hamza, designado príncipe heredero, Faisal,
Alí, y Hashem, y la reina viuda Noor.
El medio centenar de jefes de Estado y el resto de las
delegaciones de todo el mundo que han acudido a dar el último adiós
al monarca Hussein esperaron en el palacio real de Raghadan la
llegada de la comitiva fúnebre. La gran concentración de líderes
mundiales fue la expresión patente del gran aprecio que todos ellos
sentían por este monarca. El funeral hizo coincidir a viejos
enemigos: norteamericanos e israelíes al lado de iraquíes, libios y
la sorprendente presencia del presidente sirio, Hafez al Assad.
Entre los asistentes estaban el presidente de Estados Unidos,
Bill Clinton, el presidente ruso, Borís Yeltsin, quien acudió a
Ammán en contra de la recomendación de los médicos, el presidente
francés, Jaques Chirac, y el primer ministro británico, Tony Blair.
También estuvieron los dirigentes de los países de la zona con
nutridas delegaciones, como el presidente de la Autoridad Nacional
Palestina (ANP), Yasser Arafat, y el primer ministro israelí,
Benjamín Netanyahu y el presidente egipcio, Hosni Mubarak.
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