En París quedaron en evidencia las discrepancias entre los
mediadores en la conferencia, puesto que el estadounidense
Christopher Hill y el europeo Wolfgang Petritsch también
suscribieron el texto, en calidad de testigos, mientras que el
tercer miembro del equipo, el ruso Boris Maiorski, dio un portazo y
no acudió a la ceremonia.
Aunque la participación de la delegación albanesa en las
negociaciones ha terminado con su firma al acuerdo interino, con
vigencia de tres años, se baraja la posibilidad de conceder un
plazo de seis días más a Belgrado para que reflexione, según
fuentes diplomáticas.
Cuando vence este plazo, el próximo día 24 de marzo, los serbios
volverían a ser convocados en París para firmar el mismo documento
que han suscrito los albaneses.
No se descarta que mientras tanto los copresidentes de la
conferencia, los ministros de Exteriores francés, Hubert Vedrine, y
británico, Robin Cook, se desplacen a Belgrado para consultas
directas con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. La
concesión de un plazo de reflexión sería anunciada por Vedrine y
Cook, presumiblemente hoy, después de que los dos ministros
consulten con sus colegas del «Grupo de Contacto», el patronizador
de la conferencia y que incluye EE UU, Rusia, Alemania e Italia,
además de Francia y Gran Bretaña.
En principio, si los serbios siguen negándose a suscribir el
pacto cuando se den por terminadas las negociaciones, corren el
riesgo de que la OTAN cumplirá con sus amenazas de lanzar
bombardeos aéreos contra Yugoslavia.
El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James
Rubin, afirmó que la negativa de Belgrado no puede quedar impune,
aunque «nadie quiere utilizar la fuerza militar».
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