Estados Unidos dio ayer un nuevo ultimátum al jefe de Estado de
Yugoslavia, Slobodan Milosevic, en vísperas de un ataque aéreo de
la OTAN que se perfila cada vez más inminente. «La agresión del
presidente Milosevic no puede quedar impune», afirmó el presidente
de EE UU, Bill Clinton, en un mensaje televisado a la nación. El
enviado de Clinton, Richard Holbrooke, llegó a Belgrado con el
aviso de que la OTAN estaba «al borde de lanzar un ataque» contra
Yugoslavia si Milosevic no cediera.
La jefa de la política exterior de EE UU, Madeleine Albright,
advirtió que «se están preparando golpes aéreos» y que Belgrado
está «ante la opción cruda» de aceptar el plan de paz que ha
formulado la comunidad internacional o «asumir las consecuencias».
Holbrooke fue enviado a última hora a Yugoslavia para tratar de
convencer a Milosevic de que acepte el plan de paz que establece el
envío de una fuerza multinacional a la provincia de Kosovo.
En París la semana pasada, los representantes del gobierno
yugoslavo se negaron a tratar el despliegue de una fuerza de paz en
Kosovo y presentaron objeciones sustanciales al acuerdo político de
autonomía que aceptaron los albaneses independentistas. Mientras
que los albano-kosovares han firmado el acuerdo de paz propuesto
por los países occidentales, Milosevic ha rechazado la posibilidad
de que la OTAN despliegue una fuerza de paz.
Mientras, Milosevic escribió ayer a los ministros de Exteriores
de Reino Unido y Francia, Robin Cook y Hubert Védrine, para
señalarles que sus países deberían «avergonzarse» de los amenazas
de ataques de la OTAN.
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