La OTAN decidió involucrarse de lleno en la crisis de los
refugiados de Kosovo, con la ayuda de sus tropas en Macedonia y el
envío de efectivos a Albania.
La deportación de sus hogares de Kosovo de unos 765.000
albaneses -sólo en los últimos diez días salieron de Kosovo 290.000
personas-, un fenómeno que fue calificado ayer por un portavoz de
la OTAN de «terremoto demográfico» por sus consecuencias en los
países vecinos, es en estos momentos la principal preocupación de
los aliados.
El Consejo Atlántico, reunido ayer, dio plenos poderes al
general británico Michael Jackson, que está al mando del
contingente de 12.000 efectivos que tiene la OTAN en Macedonia,
para que emplee a sus soldados de la manera más conveniente para
ayudar a ese país a hacer frente a la avalancha de refugiados.
Como segunda decisión, los embajadores aliados pidieron al
general Wesley Clark, comandante de las tropas aliadas para Europa,
que monte «inmediatamente» un cuartel general en Albania para
ayudar a afrontar la crisis de los refugiados.
Ese cuartel general, formado por entre cien y doscientos
militares, sería una avanzadilla para el envío de varios miles de
soldados, entre 6.000 y 8.000 que colaborarían en las tareas
humanitarias, entre ellos italianos y griegos, que ya tienen
efectivos en Albania.
La comunidad internacional emprende el envío de ayuda
humanitaria
Diez días después del comienzo de la guerra y con un balance de
250.000 desplazados, la comunidad internacional se decide, por fin,
a poner en marcha su maquinaria humanitaria. España, Francia, Rusia
y organizaciones humanitarias internacionales han iniciado las
primeras gestiones para auxiliar a los refugiados que huyen de los
bombardeos y de la limpieza étnica del régimen serbio.
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