El piloto del avión «F-16» que arrojó las bombas que provocaron la
muerte a decenas de refugiados albano-kosovares creyó que estaba
atacando vehículos de la policía especial serbia y del ejército que
procedían a quemar pueblos y a expulsar a los habitantes albaneses
de los mismos.
El propio piloto, cuya nacionalidad no se facilitó como es
habitual en la OTAN, describe en una cinta grabada, que pudo ser
escuchada en una conferencia de prensa, todo el proceso.
El militar narra que realizaba un «vuelo de reconocimiento en el
norte de la localidad de Djakovica» cuando observó varios pueblos
que «habían sido quemados recientemente, porque todavía había casas
en llamas».
Decidió regresar hacia el norte y de nuevo vio casas en llamas y
esta vez observó también «tres vehículos que se movían hacia el
sureste, hacia las casas recién incendiadas».
«Volví mis ojos hacia el convoy y vi tres grandes vehículos
pintados de verde oscuro, como los que se utilizan para el traslado
de tropas».
En este punto, el piloto, cuenta que se convenció de que las
fuerzas del Ejército y de la policía especial serbias estaban
quemando las casas y forzando a los kosovares a abandonarlas.
«Enfoqué el visor, preparé el sistema de blanco y realice varias
pasadas por encima para asegurarme de que eran de hecho vehículos
militares», cuenta.
Después volvió a realizar dos pasadas «más bajas para tener una
visión más cercana» y tras 25 minutos que empleó en hacer «la
fotografía» de la situación y de las destrucciones observadas
decidió «neutralizar a los responsables de los incendios y
destrucciones» que había visto.
«Tomé los mandos, dirigí el aparato hacia el vehículo de cabeza
y ejecuté el ataque», agregó, para contar que luego traspasó la
información que había recabado y las imágenes tomadas a su relevo
que, a su vez, procedió a ejecutar otro ataque contra los tres
vehículos.
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