La llegada de los helicópteros estadounidenses «Apache» a Albania
abrió ayer un nuevo episodio en el conflicto yugoslavo, en un día
en el que la OTAN denunció nuevas operaciones de limpieza étnica y
atrocidades serbias contra los albano-kosovares.
En una operación rodeada de secretismo, los «Apache» empezaron a
desplegarse ayer en Albania y se desconoce cuándo entrarán en
acción o su lugar de estacionamiento. Se conjetura con que los 24
helicópteros de este tipo previstos en un principio se desplieguen
antes de que acabe esta semana en el aeropuerto de Rinas, a 25
kilómetros al noroeste de Tirana. El comandante de las tropas
aliadas en Europa, general Wesley Clark, ha solicitado que se
duplique el número de «Apaches», cuyo estacionamiento, según
observadores en Tirana, supone un nuevo paso en la estrategia de la
OTAN para la destrucción de las fuerzas armadas yugoslavas, así
como una mayor implicación de Albania en el conflicto.
Mientras se producía este despliegue, desde Bruselas la Alianza,
muy preocupada por los desplazados internos, denunciaba la
continuación de la limpieza étnica y las nuevas atrocidades de las
fuerzas serbias contra los albano-kosovares, como lanzar gases
lacrimógenos dentro de las casas, lo que puede ser una forma de
obligar a salir a sus moradores para luego disparar contra
ellos.
Según el portavoz aliado, Jamie Shea, además se practica una
especie de «safari» en el que los serbios «bombardean con
artillería las colinas donde se ocultan los desplazados para
hacerlos bajar», luego «son llevados de un lado para otro,
mezclados con vehículos militares», y después «los ponen en trenes
hacia la frontera», pero a veces dan la vuelta sin dejarles
bajar.
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