TW
0

Los estados miembros de la Alianza Atlántica hablan cada vez más abiertamente de la posibilidad de llevar a cabo un despliegue terrestre de tropas para expulsar las fuerzas serbias de Kosovo, pese a que no se haya tomado ninguna decisión concreta hasta ahora. De momento, los aliados y el secretario general, Javier Solana, insisten en que la opción de los bombardeos sigue siendo válida por ahora.

Tras ser durante cuatro semanas un tema secreto, pese al apoyo de la opinión pública, la posibilidad de una intervención terrestre empieza a animar las conversaciones entre los miembros de la OTAN. Hasta ahora, los países de la Alianza excluyeron cualquier ataque terrestre, pese a algunas declaraciones que parecieron indicar que se estaba avanzando en esa dirección.

En vísperas de la «cumbre» de Washington, con motivo del cincuenta aniversario del nacimiento de la Alianza Atlántica, y para hacer frente a la creciente presión de los medios de comunicación, el secretario general de la OTAN, Javier Solana, declaró haber autorizado la actualización de los planes para una intervención terrestre.

El presidente estadounidense, Bill Clinton, y el primer ministro británico, Tony Blair, aprobaron esta declaración, no sin recordar que seguían creyendo en el éxito de la actual estrategia aérea. Según fuentes diplomáticas, la verdad es que se está «actualizando constantemente» en el cuartel general de las fuerzas aliadas en Mons (Bélgica) la planificación de una intervención terrestre, lanzada a mediados de 1998 con tres planes de intervención: uno con 26.000 soldados, otro con entre 60.000 y 80.000 y el más importante con una participación de 200.000 hombres.