El escándalo desatado por el incendio de un restaurante playero en
Córcega ha ascendido un peldaño en la jerarquía política francesa
con la nebulosa confesión del ex prefecto sobre su presunta
vinculación, que amenaza con salpicar al Gobierno.
Tras el procesamiento por «complicidad» en ese incendio y el
ingreso en prisión esta madrugada de Bernard Bonnet, las pesquisas
judiciales avanzan a toda máquina en busca de las máximas
responsabilidades en este rocambolesco suceso.
La inculpación del ex prefecto está rodeada de confusión ya que,
según fuentes judiciales, éste admitió haber estado al tanto del
incendio del restaurante-chiringuito ilegal «Chez Francis»
perpetrado en la playa de Ajaccio, capital de Córcega, por un
comando de gendarmes. Eso sí, Bonnet dijo no haber dado la orden,
según las fuentes.
Poco después de esta revelación, el abogado de Bonnet, Georges
Kiejman, desmintió que su cliente hubiese confesado estar vinculado
a esos hechos, aunque puntualizó que sí pudo hacer creer a su
entorno que «acciones de ese tipo eran posibles». Bonnet fue
procesado y encarcelado junto a su hombre de confianza y jefe de su
Gabinete, Gerard Pardini, por el juez Patrice Camberou.
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