Toda Nis lloraba ayer de rabia a los quince ciudadanos que han
muerto en los ataques más devastadores de la OTAN contra esta
ciudad en el sur de Serbia, en la que ha sido alcanzadas dos
barriadas céntricas donde se ubican el mercado al aire libre y el
hospital. La Alianza no ha dado tregua a este municipio, el tercero
más importante de Serbia con sus casi 300.000 habitantes, desde que
comenzó la noche del jueves a atacar la zona industrial y del
aeropuerto, al noroeste del casco urbano.
A mediodía de ayer las bombas alcanzaron además varias calles
del centro de Nis, entre ellas la de Anete Andrejevic, donde está
el mercado al aire libre, ayer más concurrido que nunca por ser
viernes, el día en que llegan más mercancías. Esta agencia pudo ver
en esa calle tres cadáveres que yacían, dos de mujer y uno de
hombre, sangre esparcida, y restos de las bombas de racimo que la
OTAN ha utilizado en este ataque y que están prohibidas contra
blancos civiles.
«Esto es una repetición del mercado Markale de Sarajevo, donde
es bien sabido que fue la OTAN la que mató a aquella gente
(musulmanes)», aseguró el alcalde de Nis, Zoran Zivkovic. Unas
3.000 personas estaban en el concurrido mercado de Nis a la hora
del ataque aliado, según Zivkovic.
«¡Gracias a Dios que estaba dentro en mi habitación, que si no
ya estaría muerta», relata a los periodistas la anciana Smilia
Djuric, de 73 años, cuyo vecino falleció a la puerta de la casa por
la explosión de una bomba de racimo. Los datos no son definitivos,
pero el gobernador de la región de Nis, Jovan Slatic, dijo que se
han registrado un mínimo de 70 heridos en los diferentes puntos de
la ciudad atacados. Ceda Kutlesic, encargado del Hospital Clínico,
precisó que 12 personas murieron en el acto, otras tres ya en el
centro sanitario y se teme por la vida de varios de los 30 heridos
graves ingresados.
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