La coordinación entre los activos de vigilancia estratégica,
reconocimiento, alerta rápida, y el mando y control, permite
habitualmente a la OTAN «detectar a las fuerzas serbias tan pronto
como comienzan a moverse, confirmar su posición, y atacarlas». En
45 minutos, según explicó el general, un blanco puede ser detectado
y atacado con éxito. El avión serbio que burló la vigilancia aliada
fue al parecer derribado finalmente, pero no por la OTAN, sino por
el UCK, según dio a entender el general Jertz. El portavoz admitió
que el aparato, sobre el que no quiso dar ningún detalle, pudo
haber despegado de algún lugar cercano a Pristina, la capital de
Kosovo, pero no fue detectado a tiempo.
El secretario general de la OTAN, Javier Solana, aseguró ayer,
por su parte, desde el aeropuerto albanés de Skopjie que «hoy más
que nunca estoy convencido de que los bombardeos deben continuar
con la misma intensidad» hasta conseguir ese objetivo: el cese de
la violencia, la retirada total de tropas y el retorno de los
refugiados y desplazados a un Kosovo democrático, seguro y
multiétnico.
Solana realizó ayer una visita a Albania y Macedonia, durante la
que mostró la solidaridad de la OTAN ante el importante compromiso
de estos dos países vecinos a Kosovo por invertir la campaña de
limpieza étnica que está desarrollando Milosevic y por ayudar al
mismo tiempo a los miles de refugiados que siguen llegando, 426.600
albanokosovares en Albania y 238.900 en Macedonia. «Esperamos que
todos puedan regresar a su país lo antes posible», declaró en rueda
de prensa por vídeo conferencia.
El sentimiento del secretario general es claro: «Estoy cada vez
más convencido que nunca de que debemos continuar con la batalla»
hasta conseguir que estos cientos de miles de refugiados puedan
regresar a sus hogares.
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