El ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, fue alcanzado por una bolsa con pintura roja.

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El ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, obtuvo ayer el respaldo de las bases del partido de los Verdes a su política en Kosovo, en un congreso extraordinario en el que fue derrotada la iniciativa del ala pacifista que exigía el cese inmediato de los bombardeos de la OTAN.

A la votación final llegaron sólo dos de las doce iniciativas debatidas a lo largo de la jornada, una de compromiso presentada por la cúpula del partido, y otra por las corrientes más pacifistas en torno al diputado berlinés, Hans-Christian Stroebele.

La propuesta de la directiva, que fue la que finalmente prosperó, recomienda al Gobierno un alto el fuego limitado que permita establecer un corredor humanitario en Kosovo y a la vez abra nuevas oportunidades a una solución diplomática.

Por su parte, la iniciativa de Stroebele y otros, consideraba insuficiente esta medida y exigía un cese incondicional de los ataques, como única vía para lograr una solución que incluya a Rusia y China en el diálogo diplomático. Esta propuesta fue rechazada.

El tenso congreso de los pacifistas gemanos, socios del Gobierno de Schroeder, apoyó a su ministro de Exteriores con 444 votos a favor y 318 en contra. Queda claro que una amplia parte de las bases está a favor del cese indefinido de los ataques en Yugoslavia. El partido de los Verdes queda profundamente dividido y esta herida se dejará sentir en la opinión pública alemana, Después de este congreso extraordinario, la coalición de Gobierno sobrevive, pero queda tocada.