Pese a que los resultados no eran aún oficiales, la victoria de
Barak es segura, ya que la distancia que separa a ambos candidatos
supera los márgenes de error de los sondeos, que son de entre el 3
y el 4 por ciento. De hecho, apenas media hora después del cierre
de los colegios, Netanyahu felicitó a su oponente y futuro
«premier» israelí. «Quiero felicitar a Ehud Barak por su victoria
"declaró-", nosotros respetamos la elección del pueblo, esa es la
democracia».
Asimismo, Netanyahu anunció su dimisión de la dirección de su
partido. «Tras veinte años de actividad al servicio del Estado,
tengo la intención de abandonar la dirección del Likud», explicó
ante sus seguidores en un gran hotel de Tel Aviv. Los comicios de
ayer también estaban destinados a renovar la Knesset (Parlamento),
en la que, por primera vez en la historia, las dos principales
listas electorales, la de «Un Israel» dominada por los laboristas y
la del Likud, podrían obtener juntas menos de la mitad de los
escaños.
Según los mismos sondeos a pie de urna, «Un Israel» podría
obtener unos 30 escaños, frente a los cerca de 20 que conseguiría
el Likud. La Knesset cuenta con un total de 120 diputados, de los
que 14 ó 15 podría corresponder al ultraortodoxo Shass, que
experimentaría así una subida respecto a la anterior legislatura,
en la que ocupaba diez escaños. La televisión pública indicó que si
Barak se alía con los diferentes partidos centristas y de
izquierda, no tendría problemas para conseguir el apoyo de unos 63
ó 65 diputados, constituyendo así una mayoría de Gobierno con la
que prescindir de los ultraortodoxos. En cuanto a la tasa de
participación, según las primeras estimaciones, podría ser
ampliamente superior a los 79'3% registrado en las últimas
elecciones de 1996.
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