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Yugoslavia se mostró ayer receptiva al plan de paz del G-8, en la víspera de la reunión que los directores políticos de este grupo mantendrán hoy en Bonn para concretarlo y de la nueva visita a Belgrado del emisario ruso para los Balcanes, Víctor Chernomirdin. «Estamos generalmente abiertos al plan (del G-8, los siete países mas industrializados y Rusia), pero tenemos algunas reservas», manifestó el portavoz de Asuntos Exteriores Yugoslavo, Nebojsa Vujovic, según el cual el Gobierno yugoslavo podrá dar una respuesta concreta al plan a partir de hoy tras conocer los detalles que les presentará Chernomirdin.

Vujovic reiteró que todos los proyectos diplomáticos de solución del conflicto de Kosovo deben tener como punto de partida la integridad territorial y la soberanía de Yugoslavia, además de recalcar que la condición previa para cualquier negociación es el cese de la ofensiva aérea de la OTAN contra Yugoslavia. Esta nueva predisposición de Belgrado ha sido confirmada por el propio presidente serbio, Milan Milutinovic, quien ayer, durante una conversación telefónica con el ministro italiano de Exteriores, Lamberto Dini, consideró «aceptables para Yugoslavia» las propuestas de paz del G-8, según fuentes diplomáticas en Roma.

Chernomirdin participó ayer en Helsinki en una reunión tripartita con el presidente finlandés, Martti Ahtisaari, y el secretario de Estado adjunto norteamericano, Strobe Talbott. Antes de abandonar Moscú, el enviado especial del Kremlin afirmó que «en cualquier caso» viajará a Belgrado y expresó su confianza en que le acompañe, Ahtisaari, quien cuenta con el apoyo de la OTAN y la UE para esta nueva misión mediadora con el régimen del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic.