La aviación india entró ayer en acción por primera vez en Cachemira
para desalojar a los guerrilleros musulmanes, lo que constituye, en
esa región del Himalaya, muy disputada desde hace medio siglo, una
escalada en el conflicto indo-paquistaní. La India lanzó una
advertencia contra cualquier intervención paquistaní en esa
operación, que todavía no ha concluido, mientras Pakistán replicó
poniendo a sus fuerzas armadas en estado de alerta y amenazando con
responder a los ataques.
Aviones Mig-23 y Jaguar indios, apoyados por helicópteros Mi-17,
atacaron al alba a los «mercenarios» musulmanes infiltrados en las
montañas del Cachemira indio, donde lograron penetrar gracias a la
ayuda de la artillería paquistaní, que dispara desde hace dos
semanas, según Nueva Delhi.
Esos ataques aéreos contra objetivos situados entre 4.850 y
5.150 metros de altura en la región de Kargil, Batalik, Drass y
Moshka, 100 kilómetros al noreste de Srinagar, fueron «muy
eficaces», indicó una fuente militar, pero sin indicar ningún
balance preciso.
Esos ataques continuarán «hasta que nuestras fuerzas tomen el
control de nuestro territorio», indica un comunicado oficial, que
lanza al mismo tiempo una advertencia de represalias «apropiadas»
en caso de que Pakistán intervenga contra la operación aérea india
realizada ayer.
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