China calificó ayer de «absurdas» las acusaciones estadounidenses
de espionaje nuclear plantadas el pasado martes en el informe Cox,
que han aumentado la tensión entre Pekín y Washington tras el
bombardeo de su embajada en Belgrado. El Gobierno chino considera
que el informe Cox es un asunto de política interna norteamericana,
ya que los republicanos intentan dificultar el acercamiento al
régimen chino llevado a cabo por el presidente demócrata Bill
Clinton.
«Esas acusaciones son absurdas, sin fundamento y cargadas de
segundas intenciones», aseguró ayer en un comunicado el Ministerio
chino de Asuntos Exteriores, tras la publicación del informe del
republicano Christopher Cox. Según el informe, China espió
sistemáticamente desde los años setenta el arsenal nuclear de EE UU
y obtuvo informaciones sobre la mayor parte de sus bombas atómicas,
incluida la bomba de neutrones.
Pekín alega que China no necesita espiar para poner a punto su
propio armamento.
El Ministerio chino de Exteriores subraya que la publicación del
informe se produce menos de tres semanas después del bombardeo por
la OTAN de la embajada china en Belgrado, con lo que se pretende
«reavivar los sentimientos antichinos y desviar la atención de la
opinión pública» de las consecuencias de ese bombardeo.
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