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FRANCE PRESS - LA HABANA El presidente cubano, Fidel Castro, destituyó ayer a su ministro de Asuntos Exteriores, Roberto Robaina, considerado como uno de los más moderados y reformistas de la cúpula cubana y quien durante seis años desplegó una diplomacia dinámica para tratar de acercar a la isla al mundo.

Robaina fue el canciller de la visita del Papa Juan Pablo II y del «desfile» por la isla de personalidades políticas internacionales de la talla del primer ministro canadiense, Jean Chretien, y el jefe de la diplomacia española, Abel Matutes, entre otros muchos ministros de varias naciones.

Robaina contó con su carisma como líder juvenil para iniciar el ascenso en la nomenclatura en pleno periodo de la crisis económica, tras el derrumbe del bloque soviético. Su actitud desenfadada como líder juvenil permitió al régimen comunista rescatar o mantener a las nuevas generaciones en los momentos más duros de la isla.

Ex profesor de matemáticas, enviado a la guerra de Angola, Robaina imprimió un aire más desenvuelto y «desacartonado» a la diplomacia cubana e implantó una inédita política de relaciones con la prensa extranjera. «Robertico», le llamó Castro a Robaina, a quien se le sitúa cercano al influyente vicepresidente cubano Carlos Lage, el tercer hombre fuerte de la isla (después de Fidel y Raúl Castro) y artífice de la cautelosa apertura económica que ha permitido a Cuba sortear la profunda crisis.

Durante seis años, el ministro destituido hiló fino para lograr apoyo, principalmente del Tercer Mundo, contra la política de EE UU, que mantiene bloqueada a la isla desde hace casi cuatro décadas. En 1998, por primera vez en siete años, Robaina logró derrotar en Ginebra a EE UU, que trataba de condenar al Gobierno castrista por su política de Derechos Humanos. Un año después, en abril pasado, Cuba fue condenada en el mismo foro.

Para muchos, Robaina pagó «los platos rotos» de la política interior a raíz de la aprobación por el Parlamento de una polémica ley contra la disidencia y el juicio y condena a cuatro dirigentes de la oposición. Pero Fidel Castro cree que la política exterior cubana necesita «un trabajo más profundo, riguroso, sistemático y exigente», por lo que llamó como relevo a su joven secretario particular, Felipe Pérez Roque, de 34 años, para asumir la cartera de Exteriores.

Robaina canceló de forma sorprendente a finales de abril una gira por Europa que comprendía Portugal, Italia y Francia, además de una escala en España.