El Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) advirtió
ayer que la crisis alimentaria que se vive en Kosovo es tan grave
que ni siquiera un acuerdo político inmediato que ponga fin a la
guerra puede solucionarla.
Los datos recogidos esta semana en la provincia serbia por el
jefe de operaciones logísticas de la FAO, Ramiro Lopes das Silva,
indican que la falta de alimento «es tan grave y generalizada que
la asustada y desesperada población, atrapada por el conflicto,
necesita una actuación inmediata».
Lopes de Silva, que formaba parte de la misión de Naciones
Unidas que viajó a la República Federal de Yugoslavia (RFY),
explicó que «varios miles de personas» carecen de acceso a la
comida, y ni siquiera podrían cocinarla en caso de tenerla, por no
hablar de la falta de medicamentos.
Miles de personas viven en localidades donde las reservas de
alimentos se han agotado hace semanas. No obstante, la causa de
esta carencia, según la FAO, no es tanto la destrucción o
agotamiento de los almacenes y cultivos como el miedo de la
población a salir de sus casas para buscar comida.
Este hecho supone que la mitad de las tierras kosovares "76.000
hectáreas de un total de 200.000" no han sido aradas este año, y en
cualquier caso el rendimiento de lo cultivado será muy bajo, a
causa de la falta de fertilizantes y los daños causados en los
sistemas de irrigación.
Además, el Fondo advierte que aunque los refugiados
albanokosovares consigan regresar a sus hogares, la recuperación
será dura, a causa del colapso de la economía, y de la destrucción
de gran parte de las ciudades y pueblos de provincia. En palabras
de Lopes da Silva, Kosovo ha sido sometido a la «sistemática
destrucción de sus pueblos». «La mayor parte de los edificios ha
sido incendiados, y muchos otros destruidos por bombardeos»,
apuntó.
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