El líder rebelde kurdo Abdalá Ocalan sorprendió ayer en la primera
vista del juicio en su contra, al declarar que la lucha armada
impulsada por él desde 1984 por la independencia kurda es un camino
incorrecto. Al mismo tiempo, Ocalan, de 50 años, aceptó su «clara
responsabilidad» en miles de asesinatos y reconoció que no podría
defenderse de todas esas acusaciones ante el Tribunal de Seguridad
del Estado turco que le juzga. Sin embargo, el jefe del Partido de
los Trabajadores del Kurdistán (PKK) alegó la existencia de
factores políticos a su favor, y se ofreció como mediador en la
guerra no declarada que libran desde 1984 las fuerzas de seguridad
turcas y ese grupo guerrillero, en la que han muerto unas 35.000
personas. Ocalan expuso los argumentos a su favor en un escrito de
81 páginas, después de que los fiscales del juicio cuya primera
vista se celebró ayer en la isla-prisión de Imrali, en el mar de
Mármara, al oeste de Turquía, sintetizaran ante la sala las 136
páginas del acta de acusación.
El líder kurdo, conocido por el sobrenombre de «Apo» (Tío),
exhortó a poner fin a la lucha armada y aseguró que, en un plazo de
tres meses, podría lograr que los combatientes del PKK abandonaran
sus posiciones en las montañas del sudeste de Turquía, si el Estado
le daba la oportunidad de intentarlo.
El dirigente kurdo, recluido en Imrali desde el pasado 16 de
febrero tras su captura en Kenia y para el cual los fiscales piden
la pena de muerte por traición, afirmó que su conciencia había
cambiado y que las cosas habrían sido diferentes si, cuando fundó
el PKK, su percepción de las cosas hubiese sido la misma que
ahora.
El hombre considerado durante quince años el mayor enemigo
público de Turquía admitió que podía ser tarde para hacer
declaraciones como la de ayer, pero recalcó que aún debería dársele
la ocasión de trabajar en favor de la paz. A la vez que exhortaba a
lograr la paz, Ocalan introdujo veladas amenazas, al insinuar que,
si su iniciativa era rechazada, existía el peligro de que siguiese
el baño de sangre en Turquía y la seguridad nacional fuese
vulnerada.
Al respecto, recordó que la rebelión kurda de 1925 concluyó con
la atribución a Irak de las provincias kurdas de Kirkuk y Mosul,
ricas en petróleo, por parte de la Sociedad de Naciones, y subrayó
que ahora el daño para Turquía podría ser mayor, si prosigue la
insurrección del PKK. El transcurso de la primera vista del juicio
hace prever que finalizará en un periodo relativamente corto de
tiempo, dado que el acusado, en su intervención, no expuso
intención alguna de posponer las sesiones.
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