La suspensión de los bombardeos de la OTAN se complica por la
tardanza serbia en aceptar el plan de retirada y la situación en
Kosovo, donde la Alianza acusó a las fuerzas yugoslavas de pillaje
y bombardeos contra los desplazados internos. «La firma de un papel
no es suficiente para detener las operaciones aéreas. Los tanques
deben cruzar los puestos fronterizos», afirmó ayer el portavoz
civil de la OTAN, Jamie Shea.
Belgrado debe tener claro que la OTAN «está decidida, resuelta,
y vamos a continuar con las operaciones aéreas hasta que los
detalles del acuerdo sean firmados y hasta que veamos claramente
que son aplicados», dijo Shea. La misma fuente señaló que en dicho
acuerdo no se especifica cuándo cesarán los ataques aliados y que
corresponde al secretario general, Javier Solana, «en consultas con
el Consejo Atlántico, decidir si el momento ha llegado» de
«suspender», que no «finalizar», los bombardeos.
Fuentes aliadas señalaron que una vez que los militares serbios
hayan aceptado el acuerdo, el Consejo Atlántico será convocado para
evaluar la situación y decidir los nuevos pasos a dar. La situación
en el interior de Kosovo no anima a la OTAN a dar el paso de cesar
los bombardeos, ya que continúan «intensos combates» en la zona de
la frontera con Albania entre las fuerzas serbias y la guerrilla
del Ejército de Liberación de Kosovo.
Por su parte, los guardafronteras yugoslavos han dado muerte a
más de 500 miembros de la guerrilla separatista albano-kosovar
(UCK) que en los últimos días intentaron penetrar en el territorio
yugoslavo, dijo ayer la televisión estatal de Serbia.
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