Con la luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU, el despliegue
de la fuerza internacional en Kosovo comenzará hoy, lo que supone
sobre el terreno el pistoletazo de salida para la paz y eventual
normalización de la zona. Por 14 votos a favor y la abstención de
China, el Consejo de Seguridad aprobó hoy la resolución que
autoriza el despliegue de una fuerza internacional en Kosovo y la
creación de una administración interina que administre esta
provincia serbia.
Antes fue necesario el cese de los bombardeos aliados contra
Yugoslavia, exigido por China y Rusia, y anunciado ayer por el
secretario general de la OTAN, Javier Solana, tras verificar el
inicio de la retirada de las tropas del Ejército y policía
yugoslavos de Kosovo. Satisfecho y cansado, Solana comunicó
personalmente a la prensa, después de consultar a los mandos
militares y los embajadores de los diecinueve países miembros, la
suspensión de la operación Fuerza Aliada, que se inició el pasado
24 de marzo.
Los servicios de información aliados, y las cámaras de
televisión de las principales cadenas internacionales, confirmaban
a primera hora de la tarde de ayer que las tropas serbias habían
comenzado a evacuar la provincia.
El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, «ha cumplido con
las cinco condiciones de la comunidad internacional», aseguró el
máximo responsable político de la Alianza. La más importante de
esas cinco exigencias "la retirada de todas las fuerzas de
seguridad yugoslavas de Kosovo", se estaba desarrollando, según
confirmó Solana, «conforme al acuerdo técnico-militar firmado
anoche entre los mandos de la OTAN y de la República Federal de
Yugoslavia».
Pero con la advertencia de la OTAN de que las operaciones aéreas
han sido «suspendidas» pero no «finalizadas», y se reanudarán si
Belgrado incumple el acuerdo de Kumanovo (Macedonia), que estipula
las modalidades y los plazos máximos (el 20 de junio) para la
retirada.
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