El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
advirtió ayer que entre 500.000 y 600.000 personas podrían
encontrarse en «situación desesperada» en el interior de la
provincia serbia de Kosovo, donde no ha sido posible enviar ningún
tipo de ayuda durante los dos meses y medio que han durado los
bombardeos de la OTAN. El portavoz de ACNUR, Kris Janowski, explicó
que los últimos testimonios de los refugiados llegados a la
frontera de Macedonia, así como los informes de la misión de la ONU
enviada a la provincia el mes pasado, indican que «la situación en
el interior de Kosovo es trágica».
La situación es tan grave que ACNUR tiene previsto enviar varios
representantes con el primer contingente de la Fuerza de Paz (KFOR)
que entre en la provincia, lo que podría producirse en las próximas
horas. Además, un equipo permanece en Skopje a la espera de recibir
«luz verde» para entrar en Kosovo.
El primer convoy de ayuda desde el inicio de los bombardeos, que
ahora está siendo preparado por ACNUR y otras agencias humanitarias
de la ONU, cuenta con 40 camiones, y podría llegar a la provincia
serbia el próximo domingo, con un amplio cargamento de raciones y
comida precocinada, kits higiénicos, tiendas y mantas.
Muchos de los refugiados llegados a las fronteras indicaron que
huían de Kosovo por el peligro de hambruna, no sólo a causa de la
falta de provisiones en las tiendas, sino también por la
imposibilidad de cultivar y por la muerte de gran parte del ganado,
cuyos cadáveres se han podrido en los campos.
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