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FRANCE PRESS - PODGORICA Más de 2.500 serbios y montenegrinos de Kosovo han entrado en Montenegro durante estos últimos cinco días, según indicó ayer la radio de esta provincia. La huida de estos militares y civiles de Kosovo se debe al temor que sienten ante una posible revancha albanesa, aunque la llegada de los rusos les ha tranquilizado.

La ONU teme que se vaya a consumar una división de Kosovo entre una pequeña zona norte, que quedaría de compensación y refugio a los serbios kosovares, y que al retornar los refugiados albaneses de Macedonia y Albania se produzca la estampida de unos 200.000 serbios kosovares.

Entre el viernes y ayer 1.750 refugiados de Kosovo llegaron a Montenegro por el enclave de Rozaje. La mayoría son serbios de la región de Pec (oeste de Kosovo), pero también hay entre ellos montenegrinos y un pequeño número de musulmanes que no son albaneses. Según la radio, 1.100 de ellos han continuado su camino hacia Serbia, y el resto se ha quedado en Montenegro.

Además, tras el fin de la guerra y el regreso de la paz, Slobodan Milosevic tendrá que empezar a afrontar múltiples desafíos que se le plantean sobre todo en el plano doméstico: sus opositores piden reformas y su dimisión, mientras que los occidentales excluyen cualquier ayuda a Yugoslavia mientras esté dirigida por un hombre acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional.

El ultranacionalista Vojislav Seselj, hasta ahora uno de sus aliados más fieles, ha amenazado con dejar el Gobierno. Su retirada dejaría el campo libre a su mayor adversario, Vuk Draskovic, quien reclama elecciones generales anticipadas, exige una «desnazificación» de Serbia y pide la puesta en marcha de instituciones democráticas, así como la reconciliación entre Serbia y los reformadores montenegrinos y entre Belgrado y la Unión Europea.