Las negociaciones en Irlanda del Norte concluyeron ayer con una
propuesta con la que los primeros ministros británico, Tony Blair,
e irlandés, Bertie Ahern, intentan forzar un acuerdo entre los
partidos políticos norirlandeses para el establecimiento de un
Gobierno autónomo. Pese a que tras cinco días de intensas
negociaciones no se consiguió el acuerdo esperado ni se logró
resolver el asunto central de la disputa -el desarme del Ejército
Republicano Irlandés (IRA), que los unionistas condicionan a la
participación del Sinn Fein en el Gobierno autónomo- Blair y Ahern
decidieron lanzar una apuesta antes que anunciar un fracaso.
El plan da un plazo de reflexión a los partidos norirlandeses
hasta el 15 de julio para que la Asamblea de Irlanda del Norte
elija al Ejecutivo autónomo. El 16 de julio, se someterá al
Parlamento británico la Orden de Devolución de poderes a la
provincia y tendrá que entrar en vigor el día 18 del mismo mes.
El desarme del IRA comenzará cuando lo determine la Comisión
Internacional al respecto, tras iniciar contactos urgentes con los
grupos armados, según el plan que recoge el principio de que la
entrega de las armas deberá haber concluido en mayo del año 2000.
El desarme podría comenzar unas cuatro semanas después de la
formación del Gobierno autónomo, según fuentes cercanas a las
negociaciones.
La propuesta contempla un mecanismo legislativo de salvaguardia
por el que, si el IRA no cumple el compromiso de desarme, su brazo
político, el Sinn Fein, será expulsado del gabinete autónomo. Tras
reconocer que este no es un acuerdo, Blair consideró que el plan
contiene las bases para el mismo y que su conclusión es cuestión de
tiempo, en clara alusión a la temporada de desfiles orangistas, con
las mayores marchas previstas para los próximos dos fines de
semana.
Al anunciar el plan, Blair declaró que «esta es una oportunidad
histórica, es la hora de aprovecharla» y subrayó que el «proceso de
paz está encaminado y vivo. Todos los partidos han luchado muy duro
para asegurar que se tengan en cuenta sus preocupaciones básicas.
Esto significa que estamos más cerca que nunca de cumplir la
promesa del acuerdo del Viernes Santo». El primer ministro irlandés
opinó que «es un buen día para la democracia en Irlanda del Norte»
y, al referirse a la propuesta, subrayó: «Creemos que tanto los
unionistas como los nacionalistas verán que nuestra visión»
responde a sus preocupaciones. «Este es un acuerdo para ser
considerado», dijo Ahern.
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