La compañía petrolera francobelga TotalFina hizo público ayer,
lunes, el lanzamiento de una oferta pública de adquisición de
acciones (OPA) sobre la totalidad del capital de su rival francés,
Elf Aquitaine, un proyecto de fusión rápidamente considerado
«hostil» por esta última. La nueva operación sorpresa se produce
precisamente en medio de la batalla que libran tres de los grandes
bancos franceses -BNP, Société Générale y Paribas-, y en la que el
gobierno había intervenido en favor de la creación de un gran grupo
francés con peso suficiente como para poder afrontar la
competencia.
El Estado francés tiene una pequeña participación en Elf que le
permite ejercer el derecho de veto, aunque el ministro de Economía,
Dominique Strauss-Kahn, prefirió mostrarse neutral y declinó
contestar si el Ejecutivo autorizaría o no la OPA para aplazar su
pronunciamiento «cuando llegue el momento».
En cualquier caso, TotalFina había subrayado en un comunicado
hecho público al comienzo de la mañana que «espera que esta oferta,
que no ha sido solicitada, pueda convertirse rápidamente en
amistosa y recibir la más amplia adhesión de los equipos de los dos
grupos». Además, para darles argumentos en ese sentido, aseguró que
el nuevo conglomerado que resulte de la fusión «velará para que las
estructuras directivas se constituyan de forma equilibrada».
No obstante, en una respuesta inmediata en forma también de
comunicado, Elf replicó que «esta oferta no ha sido objeto de
estudio o de discusión con la dirección de Elf y se considera en
consecuencia hostil».
La operación contempla un canje de tres acciones de Elf por
cuatro nuevos títulos de TotalFina, lo que significaría una prima
del 15 por ciento respecto al valor bursátil que tenía al cerrarse
la sesión del parqué parisiense el pasado viernes, y valorar la
primera en 42.000 millones de euros (unos siete billones de
pesetas).
Si se fusionan finalmente las dos sociedades, el grupo
resultante tendría una capitalización bursátil de más de 76.200
millones de euros y sería el cuarto del mundo en el sector del
petróleo, tras Exxon-Mobil, Shell y BP-Amoco-Arco.
La acogida por parte de los inversores fue eufórica, ya que las
acciones de Elf, cuya cotización había sido suspendida por las
autoridades bursátiles en los primeros momentos de la sesión del
mercado parisiense, habían subido a media sesión un 17'34 por
ciento.
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