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RAQUEL ORTEGA - EREZ El laborista Barak y Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), coincidieron en la rueda de prensa conjunta que ofrecieron tras la reunión en que su importancia consistió en haber creado una atmósfera de confianza entre ambos, así como entre israelíes y palestinos en general. Esa atmósfera, a la que se suma el deseo de avanzar en el proceso de paz, no existió en los tres años en los que en Israel gobernó el primer ministro derechista, Benjamín Netanyahu, que perdió frente a Barak en las elecciones generales israelíes del pasado 17 de mayo.

Una de las divergencias consiste en que Arafat exige que la segunda fase de la retirada israelí de zonas rurales de Cisjordania se lleve a cabo enseguida, mientras que Barak propone combinar aquélla y la tercera etapa -prevista en el Acuerdo de Wye- con el inicio de las negociaciones sobre el estatuto final. En las próximas negociaciones sobre el estatuto final -que deberían desembocar en un tratado definitivo de paz-, israelíes y palestinos habrán de debatir el futuro político de Cisjordania y Gaza "en parte de las cuales rige la autonomía", así como el de Jerusalén, entre otros asuntos espinosos.

El también llamado Memorando de Wye fue firmado por Arafat y el derechista Netanyahu en octubre de 1998, pero este último aplicó sólo la primera de las tres fases en noviembre y «congeló» el acuerdo en diciembre alegando «falta de reciprocidad» por parte de los palestinos. Wye Plantation preveía la retirada israelí de otro 13 por ciento de Cisjordania para que en zonas rurales de ese territorio entre en vigor la autonomía palestina, que ya rige en sus ocho ciudades "el 30 por ciento" y en los dos tercios de la franja de Gaza.

Barak dijo, en la rueda de prensa que siguió a la reunión "que se celebró en el paso fronterizo de Erez y duró una hora y veinte minutos", que el nuevo Ejecutivo israelí que él encabeza «está comprometido con todos los acuerdos firmados con los palestinos, incluido el de Wye», aunque no habló de fechas.