Arafat y Barak se dan la mano antes de iniciar la reunión en Erez junto a sus dos principales asesores.

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EFE - EREZ (GAZA) El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, rechazó ayer las propuestas del primer ministro israelí, Ehud Barak, y le exigió el cumplimiento cabal del acuerdo de Wye, de octubre de 1998. Esto significa que el nuevo Gobierno israelí tendrá que completar el repliegue de los territorios ocupados de Cisjordania hasta el 13%, según lo pactado por el ex primer ministro Benjamín Netanyahu con el líder palestino.

Esto es lo que se desprende de las declaraciones que ambos líderes hicieron anoche al concluir su primera reunión de trabajo durante más de dos horas, primero a solas, y después con sus asesores, en Erez, punto fronterizo de Gaza con Israel. «No hay crisis; lo que pedimos a los representantes de Israel es que cumplan primero con lo pactado y después emprenderemos las negociaciones del estatuto final», dijo el ministro de Información de la ANP, Yaser Abed Rabo.

Barak, que intentó persuadir a Arafat para aplazar la tercera fase del repliegue de Cisjordania, como lo prescribe el acuerdo de Wye, dijo en la rueda de prensa que el presidente palestino le dará una respuesta dentro de dos semanas. Según el primer ministro israelí, el repliegue, tal como fue diseñado por su antecesor, Benjamín Netanyahu, «creará una situación problemática y explosiva», pues dejará aislados al menos a quince asentamientos judíos como islas entre la población palestino, y en fuentes de constante fricción.

Entretanto, mañana comenzarán a reunirse «para hacernos recomendaciones a fin de ir adelante» -al decir de Barakel jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, y un emisario del primer ministro israelí, Gilead Sher. Erekat y Sher «examinarán lo que no se ha cumplido aún del acuerdo de Wye», declaró Barak, quien reiteró que su Gobierno «cumplirá al pie de la letra lo pactado» por el ex primer ministro Netanyahu con Arafat, «si los palestinos lo desean».

El acuerdo de Wye fue negociado con la mediación del presidente de Bill Clinton. Israel «no tomará ninguna decisión sin consultar y sin el consentimiento» de la ANP, prometió Barak.