Los soldados rusos enviados a Daguestán llevan munición para un mes.

TW
0
AFP-MOSCU A Rusia no le quedaba más remedio que intervenir decisivamente en Daguestán, donde sus intereses petroleros son primordiales, so pena de ver estallar una guerra civil en esa república del Cáucaso, donde grupos islamistas proclamaron la creación de un Estado independiente. Ayer, Rusia lanzaba una ofensiva de envergadura por aire y tierra para tratar de liquidar a los islamistas, anunciada por el nuevo primer ministro interino, Vladimir Putin, cuyo nombramiento por el presidente Boris Yeltsin había sido «saludado», un día después de haber asumido el cargo, con el primer ataque de los insurgentes.

Sin embargo, a pesar de que Putin estimó que la situación en la región «se desarrolla positivamente», algunos de los refuerzos enviados a esta república del Cáucaso llevan municiones para un mes, por lo que los rusos no creen en una solución rápida del conflicto.

Esta nueva desestabilización del Cáucaso del norte puede costarle cara a Rusia, pues hace vacilar su ambición de participar en el «boom» petrolero del mar Caspio haciendo transitar el crudo de Azerbayán por territorio ruso.

«Daguestán forma parte de la Federación Rusa. Moscú no puede quedarse sin actuar. No puede permitirse retirarse pura y simplemente de este territorio», estimó Anatol Lieven, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres.