El primer ministro ruso, Vladimir Putin, anunció ayer lunes en
Moscú su firme voluntad de no ceder ante los separatistas
islamistas en Daguestán, declarando que «no se puede cuestionar la
integridad territorial de Rusia», durante su discurso de
investidura.
El sucesor de Serguei Stepachin, destituido hace una semana,
señaló que «continuará las reformas» económicas iniciadas por el
gobierno precedente y defenderá los intereses de las minorías rusas
en el extranjero, incluso mediante represalias económicas. La
integridad territorial de Rusia «no puede ser objeto de mercadeo o
chantaje», subrayó, mientras prosiguen los enfrentamientos entre
islamistas y fuerzas federales en Daguestán.
«Lucharemos firmemente con todos los medios legales contra
aquellos que amenacen la integridad territorial de Rusia», añadió.
Asimismo, reconoció que la situación «empeoró» en el norte del
Cáucaso, citando a Chechenia, Osetia del norte, Ingushia y
Karachaievo-cherkesia, insistiendo en que «son todos eslabones de
la misma cadena».
En cuanto a la economía, fue poco locuaz, contentándose con
declarar que quería «continuar con las reformas» y que «los cambios
no son un fin en sí mismo sino que se trata de un mecanismo para
mejorar el nivel de vida de la gente». «De ahora a octubre queremos
resolver el problema de los atrasos salariales y pensiones de
jubilación para a continuación aumentarlas», sentenció.
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