La Iglesia católica parece haberse convertido en el nuevo blanco de
las milicias proindonesias de Timor Oriental tras el acoso a la
Misión de las Naciones Unidas (UNAMET), que ha obligado a su
evacuación casi total. Quince sacerdotes y seis religiosas han
muerto en Timor Oriental a manos de los paramilitares en los
últimos días, informó ayer la agencia Fides, de la Congregación
vaticana para la Evangelización de los Pueblos.
En una noticia fechada en Dili, Fides asegura que los milicianos
proindonesios han perpetrado esos asesinatos porque consideran que
la Iglesia católica apoya la causa independentista. De los 800.000
habitantes de Timor Oriental, el 85 por ciento son católicos y el
11 por ciento musulmanes.
Un ataque con granadas contra la iglesia de la localidad sureña
de Suai causó un centenar de muertos el pasado día 6, según Fides,
que precisó que los paramilitares asesinaron a los sacerdotes
timorenses Hilario Madeira, de 45 años; Francisco Tavarés dos Reis,
de 54, y el jesuita Tarcisius Dewanto, de 34 años, de Java.
Asimismo, seis religiosas de la orden canosiana murieron en Baucau
-segunda localidad en importancia del territorio- después de que
fuese incendiado su convento.
El obispo de Baucau, Basilio do Nascimento, que el miércoles
recibió un machetazo cuando se enfrentó a un grupo de milicianos,
está bajo la protección de la policía de dicha ciudad nororiental,
ocupada por los paramilitares desde el pasado día 7. Según
testigos, las milicias destruyeron todas las escuelas religiosas,
incluido el Seminario Diocesano de San José, quemaron cosechas y
los almacenes en que estaban depositadas.
En Sydney, la organización humanitaria católica Cáritas expresó
ayer el temor de que su director en Timor Oriental, el sacerdote
Francisco Barredo, y otros 40 religiosos timorenses hayan sido
asesinados.
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