Una multitud de refugiados timorenses acogió ayer con vítores a los
soldados de la Fuerza Internacional para Timor Oriental (Interfet)
que llegaron al puerto de Dili y al campamento de refugiados de
Dare, al sur de la capital.
Los gritos de «Viva la independencia» de unos y las canciones
que hablaban de una tierra libre de opresores entonadas por otros
han representado la primera demostración pública y libre de
millares de timorenses que han vivido refugiados las últimas
semanas.
En Dare, a unos diez kilómetros al sur de Dili y donde unos
50.000 civiles han vivido atemorizados dos semanas, miles de
personas bajaron corriendo las laderas desde su refugio, una
iglesia que corona una colina, para recibir a los
«libertadores».
El griterío de alegría despertado por la aparición del jefe de
la Misión de Naciones Unidas para Timor Oriental (UNAMET), Ian
Martin, en Dare, fue ensordecedor.
Los soldados de Interfet rápidamente tomaron posiciones sobre el
terreno y ocuparon los puntos claves para garantizar el control de
la zona, donde millares de civiles han vivido desde hace días sin
alimentos con la esperanza de que alguien les ayudaría.
Mientras tanto, el presidente de Indonesia, Jusuf Habibie,
exhortó ayer a los parlamentarios indonesios a aceptar la
independencia de Timor Oriental como medio de restaurar la imagen
internacional del país, informó la agencia portuguesa de noticias
Lusa.
No obstante, Habibie afirmó ante el Consejo de Representantes
del Pueblo (Cámara Baja del Parlamento) que, ante la situación de
violencia vivida en el territorio, Australia reaccionó de una forma
excesiva, y acusó a este país de interferir en los asuntos internos
de Indonesia. En su intervención, Habibie afirmó que «debemos
aceptar los deseos de los timorenses» y que Indonesia «tiene que
buscar medios, de forma democrática, para ser aceptada por la
comunidad internacional».
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