El suministro de víveres destinado a impedir que los refugiados de
Timor Oriental mueran de hambre los ha hecho enfermar, por lo que
la ONU ha suspendido el lanzamiento de alimentos sobre los bosques
y colinas de esta provincia, devastada por la represión indonesia.
Además, hay problemas con los lanzamientos y se han producido
enfrentamientos entre los refugiados para conseguir la ayuda, que
es casi imposible repartir en las ciudades. El problema es que las
raciones diarias lanzadas a los refugiados contienen demasiadas
proteínas para su aparato digestivo, habituado a un régimen
alimenticio a base de féculas, según una portavoz de la ONU, Afia
Ali. «Eso les provoca dolores de estómago», explicó. Las raciones
alimenticias incluídas en la ayuda estadounidense están integradas
por guisos con lentejas, así como confitura y mantequilla de
cacahuete. A ello se ha añadido otro tipo de problemas en el
lanzamiento de los víveres. El procedimiento llamado de «copos de
nieve» "lanzamiento en paracaídas" tiene deficiencias y algunos
cargamentos acaban estrellándose.
Un contenedor cayó sobre un niño de 3 años en Manatuto, en el
este de la provincia, aplastándole las piernas y una de ellas tuvo
que ser amputada.
La portavoz de la ONU afirmó que el Programa Alimenticio Mundial
(PAM) iba a enviar ayer un avión más para lanzar raciones, pero que
después se pensaba hacer llegar a los refugiados alimentos más
adecuados por tierra. Sin embargo, la inseguridad que reina en el
interior de Timor oriental, donde las milicias y el ejército
indonesio siguen aterrorizando a la población, convierte en muy
aleatorio este tipo de transporte terrestre. «La inseguridad es un
obstáculo. Esperamos a que la Interfet tome el control de estas
zonas para poder ir a ellas», declaró Ali.
En Yakarta, la representante del PAM, Anna Di Lellio, declaró
que la suspensión de los lanzamientos aéreos se había decidido
debido al «regreso de los refugiados a las ciudades». Una
responsable del PAM, Kerren Hedlund, aseguró que se pensaba
abastecer a Baucau, segunda ciudad de Timor Oriental, por vía
marítima desde Darwin. Pero Hedlund confirmó que han sido también
las peleas entre los refugiados para coger las raciones
alimenticias y la fatiga de los pilotos de estos vuelos
humanitarios lo que condujo a la suspensión de la operación
aérea.
Entre 10.000 y 15.000 desplazados regresan cada día a Dili,
donde las organizaciones humanitarias disponen de medios
suficientes para alimentar a medio millón de personas durante un
mes, pero no de los medios para distribuirla.
Ayer miércoles, cientos de personas asaltaron los almacenes de
la organización Worldvision y se llevaron 30 toneladas de arroz.
«Les dejamos que se lo llevaran, es gente que lo necesita», comentó
la responsable Lynn Arnold.
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