La fusión entre las empresas de telecomunicaciones «MCI WorldCom» y
«Sprint», valorada en 129.000 millones de dólares (unos 20 billones
de pesetas), no sólo es la más grande de la historia, sino que
promete cambiar radicalmente la forma en que se entiende la
telefonía en los EE UU. Cuando hace algunos años comenzó la
consolidación en el sector de las telecomunicaciones, muchos
analistas se preguntaron hasta qué punto estas operaciones podrían
continuar.
Cada vez eran más grandes las firmas que anunciaban sus acuerdos
de fusión y cada vez los precios alcanzaban nuevos récords. La
misma MCI WorldCom llegó a ser la segunda empresa de telefonía de
larga distancia en los EE UU en base a una seguidilla de
adquisiciones que han sumado más de 60 compras en la última década,
la más importante de ellas hace un par de años, cuando la entonces
WorldCom compró en 40.000 millones de dólares su rival MCI. Esta
fusión reforzará la posición de MCI WorldCom tanto en Estados
Unidos como a nivel mundial.
Las operadoras francesa, France Telecom, y alemana, Deutsche
Telekom, tienen sendas participaciones del 10 por ciento en el
capital de Sprint, con la que explotan la empresa Global One de
servicios de telecomunicación para empresas. El comunicado
publicado ayer por ambas compañías no dice nada respecto a esta
participación, que debería diluirse en la nueva entidad, ni del
futuro de Global One.
Pero por grande que parezca la operación informada ayer, el
tamaño de la nueva empresa aún palidece ante el verdadero gigante
de las comunicaciones de los EE UU, «AT&T». La nueva empresa,
que volverá a llamarse sencillamente «WorldCom», poseerá cerca del
32 por ciento de los clientes de telefonía de larga distancia de
los EE UU, contra la participación cercana al 48 por ciento de
AT&T.
Los ejecutivos de la nueva empresa pretenden utilizar este
argumento en contra de las autoridades que puedan ver con malos
ojos la fusión de la tercera y la segunda firma más grande del
mercado de larga distancia. En su intento de arrebatar porciones
del mercado de larga distancia (que genera unos 90.000 millones de
dólares al año) varias empresas pequeñas han lanzado campañas
agresivas en contra de AT&T, que han hecho caer sensiblemente
los precios, con el consiguiente beneficio para los clientes.
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