Rusia perdió ayer un avión en combate, pero anunció que tomó bajo
control un barrio de Grozni al tiempo que señaló que hoy comenzará
a «limpiar» el enclave rebelde de Shalí. Declaraciones encadenadas
de dirigentes políticos del Kremlin y altos jefes militares dejaron
traslucir su confianza en que está cercana la victoria definitiva
sobre los separatistas. El optimismo fue tan patente que Moscú
rompió su habitual silencio en estos casos y admitió sin demora la
pérdida en misión de bombardeo de un cazabombardero Su-25, aunque
la atribuyó a «fallos mecánicos» y no al derribo por parte de los
rebeldes.
El ministerio de Defensa confirmó en parte informaciones
anteriores sobre la pérdida del avión, cuyo piloto logró salvar la
vida al lanzarse en paracaídas.
«Actualmente se está realizando una investigación sobre las
causas de la caída del aparato y también se está buscando al piloto
para rescatarlo», añadieron. Sin embargo, fuentes chechenas
revelaron que su defensa antiaérea alcanzó y derribó el avión, así
como dos helicópteros enviados para auxiliar al piloto, en una
incursión rusa sobre Shatoi, en las montañas al sur de la capital
secesionista, y que el piloto ruso está en su poder. Fue la cuarta
vez en tres meses de guerra que Moscú reconoce la pérdida de un
aparato de combate, pero los rebeldes islámicos elevan a seis el
número de aviones y añaden que han derribado también 49
helicópteros.
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