El Tribunal Penal Internacional que juzga los crímenes de guerra en
la antigua Yugoslavia (TPI) sentenció ayer al serbobosnio Goran
Jelisic a 40 años de cárcel, la pena más severa en la historia de
esta corte, creada en 1993. Jelisic había sido condenado en octubre
pasado por 31 casos de crímenes de guerra y contra la humanidad,
que incluyen torturas y el asesinato de al menos 13 musulmanes y
croatas en el campo de concentración de Luka, en el norte de
Bosnia, en mayo de 1992.
El condenado, mecánico agrícola de 31 años, que se hacía llamar
por los internos bajo su autoridad «Adolf (Hitler) de Serbia»,
había confesado sus crímenes y ayer escuchó su sentencia en
silencio: «Los crímenes que usted, Goran Jelisic, ha cometido han
estremecido la conciencia de la humanidad», le recriminó Claude
Jorda, el juez francés que presidió la audiencia, tras leer
lentamente los nombres de todas sus víctimas.
Jorda añadió que la naturaleza de los crímenes de Jelisic era
«repugnante, bestial y sádica». Durante el juicio, testigos de la
fiscalía describieron a Jelisic como el más temido personaje del
campo de Luka, cerca de Brcko.
La fiscalía del TPI había solicitado la cadena perpetua, la pena
más alta por crímenes de guerra y contra la humanidad. Durante dos
semanas, en mayo de 1992, Jelisic ejecutó «entre veinte y treinta»
prisioneros antes de tomarse el café matutino pegándoles tiros en
la nuca y cuidándose de colocar un pañuelo entre el arma y la
cabeza para evitar «manchas innecesarias de sangre».
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