La convocatoria de las elecciones presidenciales para el 26 de
marzo dio ayer el pistoletazo de salida para la campaña en Rusia y
multiplicó los apoyos a su favorito, el presidente en funciones
Vladímir Putin. La fecha de los comicios anticipados para elegir al
sucesor de Boris Yeltsin fue establecida por el Consejo de la
Federación o Senado, facultado por la Constitución para convocar
elecciones en Rusia.
El Senado se basó en la nueva ley de elecciones presidenciales
firmada por Yeltsin en la víspera del espectacular anuncio de su
dimisión, el pasado 31 de diciembre, y que entró en vigor tras su
publicación oficial ayer mismo en el diario del gobierno. La
decisión del Senado invalidó aparentes intentos de Putin como
«delfín» de Yeltsin de adelantar los comicios para asegurarse la
elección mientras su popularidad está en alza por la campaña
militar en Chechenia, capitalizada por su Gobierno.
Pero la guerra chechena, que avanza peor de lo previsto, aún
puede traer desagradables sorpresas a Putin en los tres meses que
quedan hasta los comicios. Eso sí, como efecto inmediato Putin se
erigió en favorito indiscutible al anunciarse la división de una de
las principales fuerzas opositoras, el bloque Patria-Toda Rusia,
liderado por su gran rival, el ex primer ministro Primakov. El
movimiento Toda Rusia, fundado por un grupo de líderes regionales
hasta ahora opositores al Kremlin, dio cuenta de la escisión al
anunciar su apoyo a la candidatura de Putin.
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