Los separatistas chechenos han iniciado una implacable guerra de
guerrillas en plena retaguardia del ejército ruso. Las montañas del
sur de Chechenia fueron ayer escenario de violentos combates,
aunque Moscú ha desmentido formalmente que sus tropas hayan sufrido
una emboscada en la que 75 paracaidistas habrían encontrado la
muerte. En el Kremlin, el presidente interino ruso, Vladimir Putin,
habló con el ministro de Defensa, Igor Sergueiev, sobre las medidas
suplementarias para «liquidar» a los rebeldes.
Mientras que los generales tenían previsto el fin de la
operación lanzada hace cinco meses en Chechenia tras la toma de
Chatoi el pasado martes, una emboscada tendida el pasado jueves por
los independentistas en Grozni causó al menos 20 muertos entre los
policías rusos y 29 heridos. «Ha comenzado otra guerra en
Chechenia, aquélla de la que los jefes de guerra hablaban desde
hace tiempo y en la que los generales rusos no creen: la guerrilla.
La historia demuestra que no podemos ganar en una situación como
ésta», señalaba ayer el diario 'Kommersant'.
Las informaciones de que un grupo de paracaidistas cayó en una
emboscada en los desfiladeros de Argun que habrían causado hasta 75
muertos, fue formalmente desmentido por el ejército y el Kremlin.
«Informaciones de algunos medios de comunicación rusos y
extranjeros, según los cuales unidades de paracaidistas habrían
caído en una emboscada, cerca de la localidad de Duba-Yurt, no
corresponden a la realidad», declaró el coronel Guennadi
Aliojin.
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