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La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), formada por los ministros de Petróleo y Energía de Arabia Saudí, Irán, Venezuela, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Nigeria, Irak, Qatar, Argelia, Indonesia y Libia, ultima su decisión de aumentar la producción por encima de los actuales 26 millones de barriles diarios para que bajen los precios del petróleo, que a principios de este mes superó los 31 dólares por barril, nivel que no se daba desde la Guerra del Golfo de 1991. No obstante, en la OPEP no existe unanimidad sobre un posible aumento de su producción. Irán, el segundo mayor productor de esta organización, Libia y Argelia, son contrarios a este aumento, postura que se debe a su tradicional oposición a Estados Unidos. El portavoz del Gobierno en funciones y ministro de Industria y Energía, Josep Piqué, aseguró ayer que los precios de los carburantes podrían bajar en España si se incrementa el volumen de la producción de petróleo. Este aumento supondría un 'alivio' en los precios de las gasolinas, que podrían registrar una reducción de entre 5 y 7 pesetas para finales del 2000, a causa de una rebaja del crudo de hasta 22 dólares por barril a finales de este año.

Por su parte, el presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, también prevé un descenso en los precios de los carburantes y aseguró ayer que, de producirse el incremento del bombeo en 1'5 millones de barriles de petróleo, los precios del barril se estabilizarán en torno a los 25 dólares y, después del verano, se producirá un descenso del orden de 5 pesetas en los niveles a los que hubiera llegado la gasolina en España. Cortina indicó que la bajada no se producirá hasta después del verano, porque en Estados Unidos habrá «fuertes tensiones» con los precios de las gasolinas aún cuando baje el precio del crudo, debido a que existen unas reservas «muy bajas». Según el presidente, la evolución del precio de los carburantes en España vendrá determinada por la del crudo en los mercados internacionales.